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APUNTES

Valencia acoge el debate sobre el acelerador de partículas del futuro

Todavía no se ha construido el gran acelerador de partículas del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (el CERN de Ginebra), llamado Gran Colisionador de Hadrones (LHC, en sus siglas en inglés), y los científicos llevan tiempo preparando el paso siguiente. Se trata del Colisionador Lineal de Electrones y Positrones (ILC), un megaproyecto que pretende alcanzar una talla mundial similar a la que respalda al ITER (el reactor internacional termonuclear experimental que se construirá en Francia). La última gran reunión internacional para debatir los detalles técnicos, y probablemente el precio, del ILC comienza hoy en Valencia con la asistencia de 400 científicos.

Un proyecto de tal envergadura científica y política (como ocurrió con el ITER, hay numerosos países interesados en acoger al nuevo aparato) requiere muchas reuniones preparatorias. La decisión de la sede está prevista para el año 2010 y la puesta en marcha del ILC para el 2015. Se trata, sin embargo, de plazos susceptibles de ser prorrogados. Valencia ha sido elegida por la participación, si bien menor, del Instituto de Física Corpuscular (IFIC), centro mixto del CSIC y la Universitat de València, en el proyecto.

Conocer el universo

¿Para qué servirá el ILC? "Los productos de las colisiones entre electrones y positrones que efectuará el nuevo acelerador permitirán dar respuesta a las emergentes preguntas que aparezcan con la puesta en marcha del LHC en torno a la superación de la Teoría Estándar de Partículas -elaborada en las décadas de los setenta y ochenta- y a la identidad de la materia oscura del universo. Explorando, además, la gravedad cuántica y las dimensiones espaciales adicionales", responde Juan Fuster, director del IFIC.

La máquina del ILC consistirá en dos aceleradores lineares enfrentados que lanzarán aproximadamente 10.000 millones de electrones contra sus antipartículas, los positrones, a una velocidad cercana a la de la luz. El ILC tendrá unos 35 kilómetros de longitud. En su diseño y construcción participan principalmente Estados Unidos, países de la Unión Europea y Japón.

Aunque con distinta intensidad, el número de personas que intervienen en el proyecto ronda las 400, el núcleo duro, llamado Global Design Effort, está compuesto por 67 científicos e ingenieros dirigidos por el profesor Barry Barish, del Caltech, en California. Barish llegará a Valencia mañana para incorporarse a los grupos de trabajo, que concluirán el viernes.

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