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La capital de Congo se recupera de la ola de violencia tras firmarse un alto el fuego

La policía congoleña y las tropas de la misión europea para la República Democrática de Congo (Eufor) patrullaban ayer las calles de la capital, Kinshasa, para preservar la tensa calma que vive la ciudad después del alto el fuego firmado el martes, que puso fin a tres días de enfrentamientos entre los partidarios del presidente congoleño, Joseph Kabila, y su vicepresidente y rival electoral, Jean-Pierre Bemba.

La ola de violencia entre los seguidores de los dos principales candidatos a la presidencia, que ha causado ya 16 muertos, se desató el pasado domingo, cuando la autoridad electoral anunció los resultados de los comicios presidenciales del pasado 30 de julio, los primeros democráticos en 40 años. Ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría absoluta (Kabila logró un 45% de los votos, frente al 20% de Bemba), con lo que habrá una segunda vuelta.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, hizo un llamamiento ayer a las partes implicadas en el conflicto para que garanticen el cese permanente de los enfrentamientos y retiren todas sus fuerzas de las calles de Kinshasa. Annan se mostró "preocupado" por la situación en Congo e

instó a los candidatos presidenciales a cumplir con la ley electoral y respetar el proceso para la segunda vuelta de los comicios, prevista para el 29 de octubre próximo.

La Misión de Observación de Naciones Unidas en la República Democrática de Congo (Monuc), que había exigido el diálogo entre las dos partes, informó ayer de que el acuerdo de alto el fuego se ha cumplido "en términos generales" y que la normalidad ha vuelto a Kinshasa.

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