La pirámide de Matas
Un proyecto medioambiental del presidente de Baleares bloquea la transferencia de la gestión del parque nacional de Cabrera
"¿Qué puedo hacer para que se note en mi tierra que soy ministro y se aproveche la oportunidad histórica de lograr que vengan millones de euros del Estado en inversiones?". El presidente de Baleares, Jaume Matas, siendo titular de la cartera de Medio Ambiente del Gobierno de José María Aznar, entre 2002 y 2003, lanzó el más que retórico envite en casi todos los pueblos de Baleares y regó con euros el litoral del archipiélago.
El proyecto más que simbólico de los comprometidos por el ministro Matas es el aún inconcluso centro de acogida e interpretación del Parque Nacional de Cabrera, en Sa Colònia, Ses Salines, una pirámide tecnológica con grandes acuarios y hábitats simulados. El dilatado plazo de ejecución y presupuesto -se inició hace más de cuatro años y casi duplica coste, con 20 millones-, y, en especial, el cálculo de gastos de mantenimiento, de hasta dos millones al año, han impedido el traspaso de la gestión del parque nacional del Estado a la comunidad, previsto para el pasado l de julio.
El Gobierno autónomo afirma que la dilación responde a que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no quiere que sea Matas quien inaugure el centro. El presidente balear se reunirá próximamente en Palma con el presidente del Gobierno a quien planteará que el traspaso del parque "es una exigencia", porque "hay que cumplir la sentencia del Tribunal Constitucional" en materia de traspasos. Medio Ambiente quiere equipar el centro y ponerlo a punto de apertura antes de la cesión.
El consejero balear del ramo, Jaume Font, reclama además las partidas anuales de funcionamiento. Hay cálculos desde un millón doscientos mil euros del ministerio hasta los dos millones, efectuados por la empresa montadora, una firma francesa. Font sospecha que el Gobierno central no quiere que Baleares participe en la contratación de la plantilla que trabajará en el centro.
Antonio Serrano, secretario general para el Territorio y la Biodiversidad, afirma que los traspasos "han de ser en términos homogéneos con otras comunidades", y reseña que no se pueden comprometer partidas sobre gastos aún no precisados. Subraya, sin embargo, que "el problema no es económico, sino del momento" en que se ha de ejecutar la cesión. La política y la magnitud de las obras e inversiones han encallado el traspaso.
La magnitud y el diseño de la torre del centro, superior a las cuatro plantas, se incrementaron porque desde el lugar de la costa de Mallorca elegido no se divisaba Cabrera, el parque del que es teórica entrada. La pirámide es un tronco cónico, con un edificio de servicios anexo.
Cristina Narbona, responsable de Medio Ambiente, que heredó los proyectos de Matas, remarcó en una visita al parque que Baleares recibió "bastante más" y "con diferencia" para la gestión del parque de Cabrera que otras comunidades para fines similares, y agregó que el centro de acogida es de "los más costosos" de España.
En Sa Colònia, en las inmediaciones del centro, Jaume Matas, tiene una segunda residencia en un edificio colectivo casi en primera línea de playa. En ese entorno residencial y turístico, Medio Ambiente y la Fundación Parques Nacionales programaron inversiones millonarias mientras Matas estaba en el Gobierno: los 10,2 millones iniciales de la construcción de una sede representativa y museo de Cabrera (ahora 20 millones); más otra partida que se destinó para la compra del cotizado solar. La operación del centro generó un proceso de construcción privada en el entorno playero.
El ministro Matas gastó una decena de millones en el paseo litoral de tres kilómetros en la misma Sa Colònia, con esculturas modernas y alguna de relieve sólo local. En el parque de Cabrera, Matas proyectó en sus tres años de ministro de Aznar obras e inversiones por más de 15 millones.
Además, se ha de consignar que en la compra de la finca monumental Raixa, en Mallorca, destinada a ser la sede central de la Fundación Parques Nacionales, se gastaron ocho millones, más otra gran partida semejante en la rehabilitación del palacio y de sus jardines. Narbona hizo desestimar el uso previsto por Matas. Ahora Raixa será compartida por el Consell de Mallorca y por el observatorio de la Alianza de Civilizaciones.
Desde Medio Ambiente Matas cumplió sus objetivos 'cunistas': regeneró playas, proyectó desaladoras, ideó nuevos paseos litorales, patrocinó restauraciones de monumentos, compró terrenos en Menorca y en Mallorca. También restauró decenas de viejos molinos de viento en Campos, para generar energía, en las inmediaciones de Sa Colònia, que han cuajado en su variante estética etnológica pero han fracasado en la generación eléctrica y extracción de agua.
En Palma, el ahora presidente balear dejó una herencia de proyectos por un importe de 15 millones.
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