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Bush veta dar fondos públicos para investigar con células madre

El presidente impone su decisión en contra del Congreso, el Senado y el 70% de la población

Hasta ayer, George W. Bush no había vetado ninguna ley aprobada por el Congreso en sus cinco años y medio en la Casa Blanca. Ayer, rodeado de 18 familias con niños, el presidente rechazó lo que las dos Cámaras han aprobado: dejar sin efecto la congelación de fondos públicos impuesta por Bush en 2001 para investigar con células madre. "Los seres humanos", dijo el presidente, "no son una materia prima explotable ni un producto que se puede vender o comprar".

Tal y como estaba previsto, el presidente ejerció su prerrogativa de veto y devolvió la ley al Capitolio, pese a que dos de cada tres estadounidenses aprueban las investigaciones con células madre y la posibilidad de que éstas desemboquen en terapias adecuadas para tratar enfermedades como Alzheimer, Parkinson y diabetes. Además, personalidades republicanas están también convencidas de estos avances y de que los fondos se aplicarían a embriones congelados sobrantes de clínicas de tratamientos de fertilización cuyo destino es la basura si no se emplean.

Será prácticamente imposible que el Senado supere el veto, porque la ley se aprobó por 63 votos contra 37, y para anular la decisión presidencial harían falta 67 votos, las dos terceras partes de los escaños; en la Cámara, el intento tiene perspectivas aún más complicadas, porque se aprobó por 238 votos contra 194.

La ley, dijo Bush, "significaría apoyar que se tomen vidas inocentes con la esperanza de encontrar beneficios médicos para otros", y eso "cruza una frontera moral que nuestra sociedad tiene que respetar. Por eso la he vetado". "Cada uno de estos niños", señaló el presidente a los que le rodeaban, "fueron adoptados cuando eran aún embriones, y han recibido la bendición y la oportunidad de crecer en una familia que les quiere. Estos niños y niñas no son piezas de repuesto".

Los adversarios de la ley dicen que hay otras alternativas de investigación con células adultas que no implican la destrucción de los embriones, y que investigar con células madre abriría la puerta a la clonación de seres humanos, además de equivaler al aborto. "Todos empezamos como embriones: nadie debería decidir que una vida es más importante que otra", dijo el senador David Vitter. Pero enfrente tuvo a su compañero de partido y decidido enemigo del aborto, Orrin Hatch, que dijo que la ley defiende la vida al estimular la investigación: "Creo que estamos ayudando a los que viven, y esa es una de las posiciones más pro vida que se pueden tomar". En la misma línea, el líder de la mayoría del Senado, Bill Frist, dijo: "Yo soy pro vida, pero estoy en desacuerdo con el presidente. Dado el potencial científico y las actuales limitaciones, creo que habría que tener más líneas de investigación pública que las 60 que existen".

Apuesta republicana

Además de abrir esta brecha entre los republicanos -ya divididos por la guerra de Irak y por la reforma de la inmigración- la apuesta de la Casa Blanca es tan clara como arriesgada: con este veto, Bush da satisfacción a la derecha cristiana, un compacto bloque electoral que puede ser decisivo en algunos Estados y en el futuro del escaño de algunos congresistas en las complicadas elecciones legislativas de noviembre. Pero lo que se gana ahí se puede perder en el electorado conservador moderado, sobre el que sin duda actuarán los demócratas para reclamar su voto.

George Bush posa con bebés tras hablar contra el uso de células madre.
George Bush posa con bebés tras hablar contra el uso de células madre.REUTERS

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