Krauss cree que el poder de la literatura es la imaginación
'La historia del amor', su segundo libro, parece marcado por la nostalgia del pasado
La imaginación puede ser la única medicina para un pasado amargo que amenaza con destruir el futuro. Los habitantes de La historia del amor (Salamandra), el segundo libro de la estadounidense Nicole Krauss (Nueva York, 1974), abrazan vidas y mundos ficticios para huir de la sombra de sus propios recuerdos, porque "nuestro pasado construye nuestro presente, y siempre me ha fascinado cómo puede marcarnos".
Krauss, menuda, de aspecto frágil y mirada segura, creció en las afueras de Nueva York en el seno de una familia adinerada. Sus cuatro abuelos, polacos de origen judío, nunca regresaron a sus pueblos porque la guerra y los nazis los destruyeron. "La historia de mi vida empieza en cuatro sitios que ya no existen. Ese sentimiento de pérdida estaba presente en mi casa. Quizás por eso, el peso de la memoria sea tan importante en mis novelas. O quizás sea algo innato en mí, ya que siempre he sido una persona nostálgica", explica en un café en Nueva York.
El aroma de esa nostalgia marca La historia del amor. En el libro, alabado por J.M. Coetzee, sus dos protagonistas, la adolescente Alma Singer y el anciano Leo Gurnsky, necesitan olvidar para sentirse libres, así que reinventan sus recuerdos. "Todos lo hacemos. Recordamos sólo aquello que decidimos recordar y apartamos cosas que nos han hecho sufrir. Nuestras memorias se tejen con un hilo narrativo que, en cierto modo, es puramente ficcional", afirma Krauss.
En su primer libro, Man walks into a room, la pérdida se analizaba desde otro punto de vista. El protagonista de aquella novela sufría de amnesia. "No puedes ser nostálgico si tu pasado se ha borrado. Pero en ese caso el dolor viene de la necesidad de buscar lo perdido".
El denso tejido de los recuerdos también es parte de la temática narrativa en los libros de su marido, el escritor Jonathan Safran Foer, otra joven revelación de la literatura estadounidense. "Supongo que venimos de familias con experiencias similares y eso ha influido en nuestra manera de mirar hacia el pasado", explica Krauss, quien confiesa sentirse "frustrada" por los ataques que un sector de la prensa especializada ha lanzado contra ambos, a quienes se ha acusado de escribir libros demasiado similares. "Si no hubiéramos estado casados, se hablaría de 'las nuevas tendencias' de la literatura joven", se defiende la escritora, a quien toda la experiencia le ha dejado un cierto sabor amargo. "Una vez comencé a leer una biografía de Borges y la abandoné enseguida. Descubrí que su vida no era tan genial como su obra y no quise que arruinara el poder de sus libros. La biografía no debería importar más que la obra. El poder de la literatura está en la imaginación", dice.
Es inevitable preguntarle por la polémica que ha convulsionado el mundo editorial estadounidense tras descubrirse que las memorias de James Frey en realidad son ficción y que JT Leroy, un autor que se ocultaba tras una peluca y unas gafas de sol, es un personaje inventado por una mujer que firmaba bajo ese nombre. "El caso de JT Leroy es muy significativo porque demuestra que el mundo editorial también es víctima de la devoción hacia las celebridades. Nuestra cultura está contaminada por esta obsesión y estamos perdiendo la perspectiva de las cosas", afirma Krauss. Respecto a Frey, afirma que "le ha faltado honestidad".
Para esta autora, que comenzó su carrera entregada a la poesía, "un género muy preciso que tiene el potencial de la perfección", los escritores no son importantes: "Son los libros lo que importa, no pueden frenar guerras pero pueden mejorar nuestra calidad humana". En La historia del amor, que será adaptada al cine por Alfonso Cuarón, uno de los personajes escribe un libro titulado Palabras para todo. ¿Considera que existen palabras para todo? "No, la literatura es la búsqueda de la expresión de sentimientos y hechos para los que no tenemos palabras. Si hubiera palabras para todo, la vida sería menos interesante".
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