Hamás considera una "respuesta natural" el atentado suicida contra israelíes
Tres muertos en Gaza en choques entre facciones palestinas en el entierro de un jefe asesinado
Primer encontronazo institucional entre el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y el nuevo Gobierno de Hamás. Mientras que Abbas condenó con firmeza el atentado suicida del jueves, que mató a cuatro israelíes en una colonia de Cisjordania, la reacción de Hamás fue radicalmente opuesta: "Es una respuesta natural a los continuos asesinatos del Ejército israelí", aseguró un portavoz islamista, Mushir al Masri. En Gaza, tres personas murieron en enfrentamientos entre un grupo palestino y la policía, tras el entierro de un miliciano que falleció al explotar su coche.
La disputa difícilmente puede ser más rocambolesca. El autor del atentado en el que perecieron los colonos, Mahmud Masharka, un palestino de Hebrón de 24 años, militaba en las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado de Al Fatah, el partido de Abbas. El presidente repudió tajantemente el ataque desde Suráfrica, país en el que se halla en visita oficial. "Lo condenamos. No creemos que ayude al proceso de paz", dijo, aunque tal proceso no exista de ningún modo desde hace cinco años.
Por su parte, el Gobierno que encabezan los fundamentalistas aseguraba, por boca del ministro de Información, Yusef Rizqa: "La resistencia es un derecho legítimo para un pueblo sometido a la ocupación". Y el ministro del Interior, Said Siam, ha repetido en semanas precedentes que la policía bajo su mando no va a detener a los milicianos que ataquen Israel.
Aunque Hamás rechaza su desarme, y con más énfasis el reconocimiento del Estado judío, sus milicianos, autores de 60 ataques terroristas entre 1994 y 2005, no han cometido atentados en suelo israelí desde febrero de 2005 ni lanzado misiles de fabricación casera. Y aunque oficialmente la tregua que decretó entonces expiró a finales de año, su abrumador triunfo en las elecciones legislativas del 25 de enero, que le proporcionaron una nítida mayoría en el Parlamento palestino, le aconseja mantenerse al margen de los escasos atentados y frecuentes ataques con cohetes Kassam que ejecutan las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y las Brigadas Al Quds, brazo armado de Yihad Islámica.
Represalias en Gaza
El atentado en el asentamiento de Kedumim, cercano a Nablus, fue reivindicado por Abu Mahmud, cabecilla de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa en el campo de refugiados de Balata, adyacente a esa ciudad de Cisjordania que ha sido objetivo de numerosas redadas del Ejército israelí en los últimos meses. Las represalias de la aviación y de los buques de guerra israelíes se desataron inmediatamente en la madrugada de ayer. Los bombardeos sobre los lugares de la franja de Gaza desde los que los milicianos palestinos lanzan sus cohetes artesanales dañaron varias carreteras y destrozaron un puente.
En los territorios ocupados, dos días después de que los ministros de la Autoridad Palestina ocuparan sus despachos, Hamás afronta un panorama extremadamente complicado. Aproximadamente a mediodía de ayer, en el centro de la ciudad de Gaza, una explosión reventó el coche en el que se desplazaba Abu Yusef al Quqa, un líder de los Comités de Resistencia Popular, un grupo armado autónomo en el que militan miembros salidos de otras facciones. Murió en el acto. El Ejército de Israel negó su implicación y portavoces de esa organización armada palestina culparon a los servicios de seguridad, dominados aún por policías simpatizantes de Al Fatah.
En el entierro del activista, seguidores de Al Quqa y agentes se enfrentaron a balazos. Al menos tres personas murieron y otras 20 resultaron heridas. "Al Quqa sabía que iba a ser asesinado pronto. Es una larga historia del conflicto entre nosotros y la Seguridad Preventiva", apuntó Abu Abir, portavoz de los Comités de Resistencia Popular, en alusión al cuerpo policial encargado del espionaje interno, que persiguió sin piedad a los activistas de Hamás durante la segunda mitad de los años noventa.
Obsesión por la seguridad
La seguridad en los territorios palestinos es una de las obsesiones del nuevo Ejecutivo de Hamás. Pero va a ser labor de titanes poner orden los desmanes provocados por infinidad de grupos armados que campan a sus anchas. "Exijo a los palestinos que eviten caer en la trampa de la sedición interna y que nuestras flechas no se vuelvan hacia nuestros pechos", declaró el primer ministro, Ismail Haniya, que convocó una reunión urgente de su Gobierno.
Nada augura que la tranquilidad vaya a ser inminente. A las promesas de las milicias palestinas de continuar el lanzamiento de proyectiles -Yihad Islámica ha asegurado disponer de misiles Katiusha, que alcanzan 30 kilómetros de distancia, 20 más que los Kassam- ha replicado el ministro de Defensa de Israel, Saúl Mofaz, quien anteayer afirmó que su país se apresta a reanudar los asesinatos de dirigentes de las milicias palestinas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.