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Teherán amenaza con suspender la cooperación con el organismo nuclear

Ahmadineyad advierte que no renunciará a enriquecer uranio

Ángeles Espinosa

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, amenazó ayer con limitar su cooperación con el organismo nuclear de la ONU si se lleva a su país ante el Consejo de Seguridad. "Significaría el fin de la diplomacia", alertó por su parte el responsable del programa nuclear, Alí Lariyaní. Teherán reaccionaba así al acuerdo alcanzado la noche anterior entre los cinco miembros permanentes del Consejo, Alemania y la UE. Pese a todo, los portavoces iraníes insistieron en su apuesta por las "vías pacíficas" para resolver la crisis.

"Si se envía el caso iraní al Consejo de Seguridad, la República Islámica de Irán, de acuerdo con la ley (...), se verá obligada a suspender la aplicación voluntaria del protocolo adicional", explicó Ahmadineyad por teléfono a su homólogo surafricano, Thabo Mbeki, informa la agencia iraní Isna. El Parlamento iraní aprobó el año pasado una ley que exige al Gobierno el cese de la cooperación con el OIEA si su expediente llega al Consejo de Seguridad. Pese a que aún no ha ratificado el protocolo adicional al Tratado de No Proliferación, Teherán venía aceptando las inspecciones reforzadas que establece.

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"No renunciaremos a nuestro derecho a enriquecer uranio", subrayó. No fue la única advertencia. "Los países que utilizan todos sus medios para frenar nuestro programa nuclear pueden esperar que Irán utilice todas sus capacidades en la región", manifestó con anterioridad Lariyaní, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, que formalmente se encarga del desarrollo nuclear. Teherán puede crear problemas a través de sus aliados islamistas en Irak, Afganistán, Líbano y Palestina. La agresividad de la respuesta da una idea de hasta qué punto el asunto toca su dignidad nacional, extremo que las autoridades están utilizando para movilizar el apoyo interno.

Aunque Irán ha recibido más visitas de los inspectores del OIEA que ningún otro país, EE UU y la Unión Europea siguen sin convencerse de que su objetivo no sea lograr la bomba atómica. Los signos que emite Teherán, en especial desde la llegada al poder de Ahmadineyad el verano pasado, no ayudan a crear confianza.

"Con sus declaraciones, Ahmadineyad ha logrado unir a EE UU, Europa e Israel contra Irán", manifestó ayer Mohamed Jalaiepour, uno de los más conocidos ideólogos reformistas. Ese sector, que en absoluto cuestiona el derecho de su país a disponer de tecnología nuclear, insiste en la necesidad de "crear confianza y mostrar una política exterior pacífica". "Los iraníes ven la tecnología nuclear como una muestra de desarrollo, pero no al precio de hipotecar ese desarrollo", resumía por su parte Alí Abtahí, que fue vicepresidente con Mohamed Jatamí. Pero para los ultraconservadores que dirigen el país es una prioridad.

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Tras meses de negociaciones, los europeos han aceptado la postura estadounidense de acudir al Consejo de Seguridad, lo que abre la puerta a sanciones económicas. Pero los matices usados para ganar el apoyo de Rusia y China dejan aún margen de maniobra para evitarlo.

De ahí el llamamiento de Lariyaní a "buscar otras soluciones para el arreglo pacífico", o la precisión del jefe del equipo negociador, Yavad Vaidi, de que "la producción de combustible nuclear en Natanz sigue suspendida". Las instalaciones de Natanz, a 300 kilómetros de Teherán, son la principal preocupación de los expertos. Al parecer, la construcción continuó durante las negociaciones con la troika europea (Alemania, Francia y Reino Unido), y fotos de satélite recientes revelan siete nuevos edificios.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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