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Karadzic y Mladic, los grandes prófugos internacionales

Isabel Ferrer

La conmoción por el arresto del general croata Ante Gotovina, uno de los presuntos criminales de guerra más buscados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), ha alcanzado a los otros dos prófugos señeros de la justicia internacional: el líder político serbobosnio Radovan Karadzic y su jefe militar, Ratko Mladic. Acusados ambos de genocidio por la matanza de casi 8.000 varones musulmanes en Srebrenica, en 1995, y por el sitio de Sarajevo, que costó también miles de muertos, su captura estaría más cerca que nunca.

Eso parece deducirse, al menos, de las declaraciones efectuadas por Dragomir Andan, jefe de la policía serbobosnia, quien aseguró ayer que se habían hecho "grandes progresos en la búsqueda de Karadzic y Mladic". "Queremos acabar con un problema que pesa sobre la República Srpska [entidad serbia de Bosnia] y la propia Serbia", añadió.

El peso al que se refería Andan es el mismo al que ha aludido siempre Carla del Ponte, fiscal jefe del TPIY. Esto es, la imposibilidad de estrechar los lazos serbios con la UE y la OTAN mientras los acusados sigan en paradero desconocido. Arropados por sus fieles, su radio de acción puede ser cada vez más pequeño.

Según el británico David Leakey, comandante saliente de la fuerza internacional de pacificación de la UE en Bosnia (Eufor), los dos fugitivos "no se arriesgarán a salir de Bosnia-Herzegovina". El problema es que hayan cruzado a territorio serbio o a Montenegro. Allí estarían fuera del alcance de Eufor y detenerlos sería un asunto más político que militar.

Una década separados

Muy cercanos en los peores momentos de la guerra en la antigua Yugoslavia, Karadzic y Mladic llevarían casi una década separados. El primero, psiquiatra de profesión antes de autoproclamarse jefe de Estado de la República Serbia Independiente en Bosnia (Srpska), huyó a las montañas tras la firma del acuerdo de Dayton. En 1996, un año después de que dicho pacto pusiera fin a la guerra de Bosnia, calificó al TPIY de "corte política creada para acusar a los serbios". Además de genocidio por la matanza de Srebrenica, se le acusa del sitio de Sarajevo y de haber utilizado a 284 cascos azules como escudos humanos en 1995. En octubre de 2004, y siempre oculto, consiguió publicar su libro Crónicas milagrosas de la noche. Trata de un hombre encarcelado por error en los años ochenta en Yugoslavia.

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La escapada de Ratko Mladic es menos metafórica. Fue el brazo ejecutor de la muerte de niños y hombres musulmanes, entre 12 y 77 años, en Srebrenica. Gracias a la protección de Milosevic, residió en Belgrado después de la matanza. Y luego se escondió. Hasta la fecha.

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