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Simón Peres abandona el Partido Laborista y se une a Ariel Sharon

El Nobel de la Paz apoyará al primer ministro en su campaña electoral

Tras media vida de militancia en el Partido Laborista, el dos veces primer ministro israelí y Nobel de la Paz, Simón Peres, decidió ayer cambiar de bando. Después de perder las primarias y apartado de las listas electorales por Amir Peretz, nuevo líder laborista, Peres anunció anoche que apoyará en la campaña para las elecciones generales del 28 de marzo al actual jefe de Gobierno, Ariel Sharon, que fundó un partido tras dejar el Likud.

Es previsible, a tenor de las encuestas, que Sharon y Peres volverán a formar el tándem que ha permitido la retirada israelí de la franja de Gaza, en septiembre de este año. El respaldo de los diputados laboristas fue imprescindible para ejecutar la evacuación, a la que se opusieron vehementemente una docena de legisladores del derechista Likud. Aunque Peres, de 82 años, no precisó si se afiliará al partido Kadima (Adelante, en hebreo), encabezado por el primer ministro en funciones, las negociaciones entre ambos concluyeron, según todos los políticos que se han pronunciado al respecto, con el ofrecimiento para que Peres asuma las riendas de las negociaciones de paz con los palestinos en el caso de que Sharon triunfe.

"Mis actividades en el Partido Laborista han llegado a su fin... Me he planteado cuál es el objetivo principal de Israel en los próximos años, y no me cabe la menor duda de que es la inevitable conjunción de la paz y el proceso diplomático", aseguró Peres en su oficina de Tel Aviv. Y añadió: "En el actual panorama político, sólo una coalición por la paz puede conseguirla. Y Sharon es la persona apropiada para dirigirla". En jornadas precedentes, Peres había repetido una y otra vez que "sólo Sharon puede desmantelar los asentamientos judíos". Pese a que siempre han sido los halcones o ex jefes del Ejército quienes han firmado los acuerdos de paz con los países árabes -Menahem Begin, con Egipto, e Isaac Rabin, con Jordania-, el desafío en esta ocasión es enorme para el más duro de los últimos jefes del Gobierno israelí.

La cuestión de Jerusalén

El principal escollo ante un eventual reinicio de las negociaciones con la Autoridad Nacional Palestina es que ninguno de los primeros espadas de Israel está dispuesto a la más mínima concesión en lo que respecta a Jerusalén. Y no hay dirigente palestino que pueda aceptar un acuerdo que no les permita recuperar el este de la ciudad, ocupado desde junio de 1967.

Peres apuntó que se vio ante la disyuntiva de optar "entre el interés partidario y el interés nacional". Ha despejado por fin la duda, después de que varios compañeros laboristas le criticaran con acritud por mantener la incertidumbre desde el 9 de noviembre, fecha de las primarias en las que cosechó su enésima derrota en las urnas. Lo que ahora parece seguro es que la vida parlamentaria de Peres ha concluido con su abandono del Laborismo, después de 46 años sentado en el Parlamento.

Con la adopción de Peres, Sharon logra atraer hacia sus filas a un político que más que aportarle votos puede restárselos a su rival, Amir Peretz. Son ya 18 los legisladores -además de varias personalidades de la vida académica israelí- que se han sumado a Kadima, 14 de ellos del Likud, partido cada vez más escorado a la derecha y que sufre un desbarajuste que le puede llevar a perder 25 de los 40 escaños con que cuenta hoy.

Ariel Sharon y Simón Peres conversan durante un acto oficial en Jerusalén el pasado 16 de noviembre.
Ariel Sharon y Simón Peres conversan durante un acto oficial en Jerusalén el pasado 16 de noviembre.EFE

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