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La reunión entre Sharon y Abbas concluye con sensación de fracaso

El mandatario israelí promete al palestino la entrega de dos ciudades de Cisjordania

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, se reunieron ayer durante dos horas en Jerusalén, en una sesión tensa, a puerta cerrada, que finalizó sin declaraciones oficiales y dejando planear en el ambiente la sensación de un gran fracaso. Abbas desestimó las demandas israelíes que le reclamaban actuar con dureza contra los grupos radicales y Sharon ofreció a cambio vagas y condicionadas promesas sobre la entrega de dos ciudades de Cisjordania o la hipotética posibilidad de reabrir el aeropuerto internacional de Gaza.

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La residencia del primer ministro Ariel Sharon, en Jerusalén Oeste, fue ayer escenario de un encuentro histórico entre el mandatario israelí y el presidente palestino. La reunión era la primera que celebraban los dos dirigentes desde que se encontraron el pasado 8 de febrero en la localidad egipcia de Sharm El Sheij, donde, bajo la égida del presidente Hosni Mubarak, pactaron un acuerdo no firmado de alto el fuego en la Intifada.

Este nuevo encuentro, planeado y atrasado durante meses, se ha llevado a cabo gracias a las presiones de la Casa Blanca y la intervención de la Secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, que hace tres días se entrevistó con ambos dirigentes en la zona y les conminó a sentarse cara a cara, para tratar sus problemas sin intermediarios, empezando por la coordinación de la retirada de la franja de Gaza, prevista para el 15 de agosto.

Esta reunión forzada de los dos líderes se veía además enturbiada por una nueva escalada de la violencia iniciada en las últimas horas y que se ha saldado con la muerte de un soldado en la franja de Gaza y la detención de medio centenar de activistas del movimiento fundamentalista Yihad Islámica en diversas poblaciones de Cisjordania y que configura la redada militar más importante protagonizada por los israelíes en los últimos seis meses. La coincidencia de todas estas circunstancias ha provocado el fracaso de la cumbre.

Ariel Sharon no quiso atender las reivindicaciones de los palestinos que le pedían la liberación de algunos de los 8.000 presos que aún se encuentran en las prisiones israelíes. Como máximo aceptó la posibilidad de entregar antes de dos semanas el control de las ciudades de Belén y Kalkilia a la Autoridad Nacional Palestina, a condición de que sus fuerzas de seguridad hicieran progresos en su lucha contra los grupos radicales. Añadió en un tono vago la posibilidad de que en un futuro no muy lejano se reabra el aeropuerto de Gaza y por último repitió una promesa reiteradamente incumplida: El posible retorno a Cisjordania de los deportados a Gaza.

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Mahmud Abbas no aceptó, por su parte, las reivindicaciones de los israelíes que insistieron en la necesidad de desarmar a los grupos radicales palestinos, ilegalizar y perseguir a la Yihad Islámica y especialmente al movimiento fundamentalista Hamás, impidiendo de esta manera que participe en la vida política y que se presente en las elecciones legislativas que podrían ser convocadas en la segunda quincena del mes de enero de 2006.

"Ha sido un encuentro difícil, que no ha estado a la altura de nuestras expectativas, ni la de los árabes ni las de la comunidad internacional", aseguró el primer ministro palestino Ahmed Qurei, que había participado en la reunión de Jerusalén. El primer ministro añadió que las propuestas del jefe del Gobierno israelí "no habían sido suficientemente satisfactorias como para hablar de un acuerdo". "En todos los asuntos en los que esperábamos respuestas positivas, no las hubo", recalcó Qurei.

Contactos internacionales

Ahmed Qurei, antes de dar por acabada la improvisada conferencia de prensa a la que ni siquiera había asistido el presidente Abbas, trató de mitigar y suavizar sus propios comentarios añadiendo: "Si consideramos esta reunión como inicial, la consideramos importante. Mientras, continuaremos con nuestros contactos con las partes árabes, internacionales e israelíes para explorar las cuestiones, con lo que ya ha comenzado Abu Mazen".

Los comentarios israelíes a la cumbre fueron también escasos, pero significativos según se desprende de una sola frase del primer ministro, Ariel Sharon, captada al vuelo por una emisora de radio de Tel Aviv dirigida a sus interlocutores al poco de empezar el encuentro: "Siempre tenemos víctimas". La oficina de prensa del jefe de Gobierno israelí aseguraba anoche a modo de conclusión que Sharon continuará con sus proyectos: "El plan de desconexión seguirá adelante y también nuestra lucha contra el terrorismo".

El presidente palestino, Mahmud Abbas (a la derecha), y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, junto a sus asesores durante la reunión de ayer.
El presidente palestino, Mahmud Abbas (a la derecha), y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, junto a sus asesores durante la reunión de ayer.EFE

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