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Crítica:CRÍTICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos señoras actrices

Javier Ocaña

Pocas películas en el cine de hoy descansan tan plácidamente en las espaldas de un plantel interpretativo como La última primavera lo hace sobre el talento de Judi Dench y Maggie Smith. Señoras del teatro y la pantalla británicas, ambas de 70 años, ofrecen un recital de contención, ternura, garra y elegancia en un filme, por otra parte, bien escrito y notablemente dirigido por Charles Dance, secundario de renombre (Plenty, Alien 3, Gosford Park), que ha esperado nada menos que hasta los 58 años de edad para mostrar la sensibilidad que llevaba dentro y fabricar su primera obra como guionista y como realizador.

Cuando el colmo de la diversión de una persona radica en situaciones tan aparentemente simples como remojar las piernas en la playa cercana o recoger unas flores para no tener a quién regalárselas, el hecho de encontrar a un náufrago joven y guapo (Daniel Brühl) en la puerta de casa y tener la oportunidad de ayudar en su recuperación física y anímica parece todo un reto, un maravilloso aliciente. Esto es precisamente lo que les ocurre a dos ancianas retiradas en su casa de campo a las que, de la noche a la mañana, se les abre un mundo exterior y, sobre todo, interior, hasta entonces desconocido para ellas. Ambientada en una pequeña villa de la costa británica en el año 1936, La última primavera está basada en un relato de Nicholas Brown. Un retrato de dos mujeres bien modelado por Dance, desde las iniciales miradas de compasión y de ternura de las señoras hacia el desconocido joven hasta la paulatina transformación en vigilantes ojeadas de deseo por parte de una de ellas.

LA ÚLTIMA PRIMAVERA

Dirección: Charles Dance. Intérpretes: Judi Dench, Maggie Smith, Daniel Brühl, Natascha McElhone, David Warner. Género: melodrama. RU, 2004. Duración: 103 minutos.

El deseo. Justo lo que no ha podido experimentar una mujer que, ahora que se encuentra en pleno recorrido del crepúsculo de la vida, ve cómo se le ofrece una oportunidad tan improbable como asfixiante, tan deslumbrante como claudicante. Dench, a la que últimamente hemos podido ver en filmes como Chocolat e Iris, ofrece una de esas actuaciones para el recuerdo y, además, se muestra como un modelo de belleza para la tercera edad en una era en la que lo que predomina es el implante y el bisturí. Junto a ella, Smith, con la que el espectador puede darse el gustazo de observarla en su dignísima ancianidad. Por último, como premio aparte, el director ha apostado por la recuperación de David Warner, un grande del cine de los setenta (Perros de paja, La profecía, La cruz de hierro).

En cuanto al guión, sólo dos pequeñas pegas: se echa en falta algo más de información sobre el pasado del joven (un polaco que no habla ni entiende inglés) y se tarda demasiado en hacer referencia a la pertinente denuncia a las autoridades de la desaparición del náufrago. Sin embargo, hablamos de detalles menores en comparación con la preciosa imagen de estas dos ancianas en plena observación de su criatura recién aterrizada. Un personaje que para ellas es como Blancanieves para los siete enanitos, una maravillosa novedad en unas aburridas vidas a las que también terminará afectando una problemática desconocida interpretada por Natascha McElhone: "la bruja del cuento", según el personaje de Judi Dench. Dance remata su fábula de forma excelente con un desenlace sin concesiones.

Maggie Smith, a la izquierda, y Judi Dench, en una imagen de <i>La última primavera</i>.
Maggie Smith, a la izquierda, y Judi Dench, en una imagen de La última primavera.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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