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ELECCIONES EN REINO UNIDO | La votación

Una campaña larga y crispada

Después de varios meses de precampaña, la campaña oficial ha resultado larga y crispada. Los conservadores se han centrado en combatir la inmigración ilegal y atacar la integridad del primer ministro; los laboristas han arropado a Tony Blair y han intentado que sólo se hablara de lo bien que va la economía; y los liberal-demócratas se han agarrado cuanto han podido a la guerra de Irak.

La inmigración, los servicios, el gasto público, la presencia del sector privado en la sanidad, las especulaciones sobre nuevos aumentos de impuestos, la reforma de los tributos municipales, la supresión o no de las nuevas tasas universitarias, el absentismo y la violencia en la escuela. Son algunos de los asuntos debatidos en los primeros días de la campaña. Pero pronto quedaron borrados del mapa informativo cuando los medios tuvieron ocasión de hincarle el diente a asuntos más jugosos.

Los conservadores han suministrado la munición de más calibre con su empeño de atacar la integridad personal de Blair. Pero la estrategia acabó volviéndose contra ellos cuando su líder, Michael Howard, superó la línea que la cortesía británica aconseja no traspasar: le llamó mentiroso a Blair y desde entonces no ha dejado de caer en los sondeos.

La debilidad de Blair llegó a ser muy patente desde los primeros días y el primer ministro tuvo que cobijarse bajo el paraguas protector que le ofreció, de manera nada desinteresada, su gran rival Gordon Brown. Sobre todo cuando en plena campaña acabó estallando el asunto de Irak.

Dicen los expertos que todos los votos que puede dar Irak están ya descontados a estas alturas, pero cuesta creerlo. Irak quizás no le quite votos al laborismo, pero ha dejado a Blair con más cuentas pendientes para el futuro.

La legalidad de la guerra puede ser un asunto de debate entre expertos, pero el documento que apunta a que la guerra ya estaba decidida desde hacía meses y que Blair quería utilizar las inspecciones de la ONU para forzar el respaldo popular a la invasión y no para evitarla, amenaza con volver a primera fila en cuanto pasen las elecciones y la izquierda del laborismo recupere la capacidad de criticar.

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