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El Parlamento levanta la inmunidad al alcalde de Ciudad de México

López Obrador llama a sus seguidores a una resistencia civil y pacífica

"Ustedes me van a juzgar. Falta todavía que a ustedes y a mí nos juzgue la historia". Éstas fueron las últimas palabras del alcalde de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, en el discurso de defensa que pronunció anoche ante la Cámara de Diputados federal que analizaba la retirada de su inmunidad constitucional. Horas después de su intervención ante el pleno, 360 diputados votaron a favor del desafuero; 127 en contra y dos se abstuvieron.

En su discurso, el alcalde reiteró lo dicho por la mañana en la plaza del Zócalo ante 200.000 de sus seguidores e hizo un llamamiento a poner en pie un amplio "movimiento de resistencia civil pacífica", no sólo para oponerse al desafuero, sino para transformar México. López Obrador, el dirigente político más popular del país, que encabeza en los sondeos las intenciones de voto ante las elecciones de julio de 2006, anunció, adelantándose a los jueces, que esté donde esté, en libertad o en la cárcel, competirá para ser candidato a la presidencia de la República.

México entra en una nueva etapa, que algunos comparan con los tiempos de la democracia autoritaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El desafuero del alcalde, que podría apartarle de la carrera por la presidencia, cuestiona el sistema democrático y el proceso electoral que está por venir, según diversos observadores.

Fiel a su estilo, el alcalde que quiere ser presidente prefirió darse un baño de masas en el escenario de los grandes acontecimientos políticos antes de acudir al palacio de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados, para escuchar a los acusadores y exponer sus alegaciones. Fue una jornada larga y tensa, en la que imperó la calma, a pesar de los malos presagios de incidentes violentos.

Desde primeras horas de la mañana, la gigantesca plaza del Zócalo se llenó de miles de mexicanos con banderas y pancartas con el lema No al desafuero. Lopez Obrados avanzó con paso firme, saludó a sus partidarios que le aclamaban, y en medio de un griterío impresionante subió las escaleras del estrado y dijo: "Está a punto de cometerse un atropello contra los avances democráticos conseguidos con tanto sacrificio por el pueblo de México", fueron sus primeras palabras. Reiteró una vez que no ha cometido ningún delito y se declaró víctima de una confabulación de los grandes partidos, el Partido Acción Nacional (PAN), en el Gobierno, y el PRI, poder fáctico en México después de más de 70 años de hegemonía, "con la complicidad de Carlos Salinas de Gortari", líder priísta y presidente entre 1988 y 1994.

"Esto apenas comienza", advirtió. El todavía alcalde anunció la formación de una dirección nacional de este nuevo movimiento de resistencia civil, integrada por dos militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y tres ciudadanos independientes, y presentó un plan de acción que incluye una gran marcha silenciosa el 24 de abril.

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El pleno de la Cámara de Diputados asistió a una sesión fatigosa, en la que se escucharon hasta la saciedad argumentos a favor y en contra del desafuero, pronunciados por quienes consideran que está en juego el Estado de derecho y quienes interpretan el caso como una confabulación política. El ambiente estaba caldeado, con parlamentarios que enarbolaban carteles con dos lemas: "No al desafuero" y "Sí a la legalidad". En representación del Ministerio Público (fiscalía) intervino el subprocurador Carlos Javier Vega, que atacó sin contemplaciones a López Obrador, al que acusó de abuso de poder al desacatar durante 11 meses "la orden expresa y clara de que debía suspender las obras de apertura de viabilidad en un predio".

Miles de personas congregadas en el Zócalo siguieron el debate a través de grandes pantallas. En las oficinas de López Obrador, hacían lo propio varios funcionarios y los tres hijos del alcalde.

López Obrador saluda a sus seguidores a su llegada a la plaza del Zócalo en México.
López Obrador saluda a sus seguidores a su llegada a la plaza del Zócalo en México.ASSOCIATED PRESS

Del mitin al discurso

Andrés Manuel López Obrador desempeñó a la perfección dos papeles. Durante la mañana fue el del líder mitinero capaz de enardecer a las masas. Por la tarde, el del orador de discurso incisivo que replicó al fiscal y trató de desacreditar a sus adversarios. Dedicó poco tiempo a rebatir jurídicamente las acusaciones -"No he violado la ley, jamás he hecho mal a nadie"- y se explayó contra sus adversarios políticos, con el presidente Vicente Fox a la cabeza. En tono solemne, dijo: "Desde esta tribuna acuso al ciudadano presidente de la República de estos procedimientos deshonrosos para esta incipiente democracia. Lo acuso de actuar de manera facciosa para degradar las instituciones, y por complicidad al presidente de la Corte Suprema".

Se dirigió, displicente, a los diputados para decirles: "Con sinceridad les digo que no espero de ustedes una votación en contra del desafuero. Ustedes ya recibieron la orden y actuarán por consigna. Los menos votarán con dignidad y decoro. Los que voten en contra y se abstengan no deben ufanarse por haber logrado el desafuero, porque la conducta de ustedes tendrá que pasar por el escrutinio de la gente".

Bastaban 251 votos, la mitad más uno de los 500 diputados de la Cámara Baja, para que el jefe de Gobierno municipal perdiera la inmunidad.

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