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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Seguidores y opositores de Hitler

Sebastian Haffner, seudónimo de Raimund Pretzel (1907-1999), es conocido en España desde hace apenas un par de años por Historia de un alemán (Destino), sus memorias póstumas; Anotaciones sobre Hitler (Galaxia/Círculo), y la biografía de Winston Chuchill (Destino). Este prolífico y lúcido autor, jurista y de enorme formación humanista, fue el más señero y polémico periodista político alemán de la posguerra, pero inició su carrera pública en 1938, exiliado en Londres, donde se especializó en el análisis de la situación política de una Alemania gobernada por los nazis.

Aunque inclinado hacia la literatura desde muy joven, Pretzel estudió Derecho; como no era judío sino un "ario puro" pudo haber hecho una brillante carrera en el Tercer Reich, pero nunca quiso ser funcionario de un Estado asesino, que él desenmascaró de inmediato, antes incluso de que Hitler accediera al poder. Enamorado de una chica judía, el brillante joven comprendió que aquella relación carecía de futuro en un país donde el odio racial fue elevado a virtud nacional. En sus magníficas memorias, Haffner contó cómo advirtió la catástrofe que sobrevenía sobre Alemania: "Fue pura cuestión de olfato: mi nariz me dijo enseguida dónde estaban mis enemigos". Una vez en Inglaterra, cambió de nombre para evitar represalias a su familia y tuvo que trabajar con ahínco para forjarse una identidad periodística. Cuando estalló la guerra, los británicos estuvieron a punto de expulsarlo del país, por ser ciudadano alemán; su mujer esperaba un hijo y tenía que pagar el alquiler: escribir era la única fuente de ingresos.

ALEMANIA: JEKYLLY HYDE. 1939, el nazismo visto desde dentro

Sebastian Haffner

Traducción de María

Dolores Ábalos

Destino. Barcelona, 2005

283 páginas. 18,50 euros

De aquella época data su primer libro, este magnífico ensayo de "divulgación política" que es Alemania: Jekyll y Hyde. Apareció en 1940, estaba escrito en inglés y llevaba por subtítulo Alemania vista desde dentro (el editor español ha preferido poner "el nazismo"). El autor quería explicar a los ingleses cómo eran en general los alemanes y, en particular, Hitler y los nazis. Haffner había vivido bajo el régimen del dictador durante siete años -como ciudadano alemán no perseguido- y sabía de lo que hablaba: pudo observar tanto a los nuevos amos como al ciudadano medio alemán, a los colaboradores y a los disidentes, a los políticos y a los militares, a los funcionarios y a las amas de casa. Y con su análisis trataba de desmontar una de las consignas más coreadas por la propaganda germana desde el ascenso de los nazis al poder: "Hitler es Alemania, Alemania es Hitler".

¿Quién era Hitler? ¿Quiénes

eran los nazis? ¿Todo el pueblo alemán se identificaba con ellos? ¿No sería, más bien, que gran parte de los alemanes no era nazi pero callaba por miedo o por sosería moral? Y, en cuanto a quienes protestaban, o tenían que exiliarse o iban directos al campo de concentración. Para responder a estos interrogantes, Haffner escribió una obra maestra de periodismo político, plagada de certeras apreciaciones que hoy nos parecen luminosas y hasta proféticas a tenor de los hechos. Su visión de Hitler, por ejemplo, es demoledora: lo consideraba un "suicida en potencia" a quien el bienestar del "pueblo alemán" le importaba un comino. Sin ideas políticas concretas -le negaba el rango de "estadista"-, lo tachaba de resentido, farsante, de megalómano rodeado a su vez de un grupo de arribistas y carroñeros sin escrúpulos: los nazis. Haffner distinguía a esta horda de asesinos "descerebrados", de "nihilistas activos" cuyas únicas acciones eran la violencia y la crueldad, del resto de la población alemana (de ahí ese "Jekyll y Hyde"), a la que dividía en ciudadanos leales al régimen de Hitler aun sin ser nazis -una gran mayoría de la población- y aquellos otros que se habían rebelado contra el régimen o habían partido al exilio a pesar de las infaustas consecuencias que ello les granjeaba.

Haffner ensayaba, además, unas explicaciones históricas para explicar la sumisión de los alemanes a aquel grupo de fanáticos: desde el nacionalismo y el wagnerismo -posturas irreales y bombásticas-, heredados de la época Guillermina, hasta esbozar la tesis de que los alemanes necesitan ídolos poderosos que los guíen, pues son poco inclinados a vivir en democracia. Como curiosidad destacaré que la famosa tesis de lo gris de muchos de los asesinos del Tercer Reich, la célebre "banalidad del mal" de Hannah Arendt, está ya aquí esbozada por Haffner.

En suma, Alemania: Jekyll y Hyde es un libro excelente y muy oportuno. Haffner posee la rara capacidad de escribir con claridad, explicando las cuestiones más enrevesadas o paradójicas de manera que podamos entenderlas. En esta época de celebraciones conmemorativas del fin de la II Guerra Mundial, cuando se discute sobre la "humanidad" o "inhumanidad" de Hitler (la magnífica película El hundimiento sigue mostrando al dictador como al ser repugnante que fue, a pesar de lo que digan); pero, también, en esta época de plan Ibarretxe y ultranacionalismos obtusos, libros como éste ayudarán -a quien quiera dejarse ayudar- a comprender los males del totalitarismo y sus infaustos efectos.

Cien mil soldados nazis, con estandartes, en Núremberg en 1936.
Cien mil soldados nazis, con estandartes, en Núremberg en 1936.

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