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La Generalitat incorpora a los ayuntamientos en la toma de decisiones en materia de sanidad

El Departamento de Salud y los municipios tendrán paridad en los nuevos entes descentralizados

Miquel Noguer

La sanidad catalana dará un vuelco en su sistema organizativo en el que los ayuntamientos tendrán mucho que decir. La consejera de Salud, Marina Geli, presentó ayer a la cúpula de su departamento las bases para descentralizar la sanidad y crear una cuarentena de órganos territoriales que tendrán libertad para definir sus prioridades asistenciales y que serán gobernados a partes iguales por la Generalitat y los Ayuntamientos. Geli pretende aplicar la reforma en 2006 tras un debate con el conjunto del sector que durará hasta finales de enero.

La descentralización de la sanidad catalana es considerada por el equipo de Marina Geli como el proyecto cumbre en materia de salud para esta legislatura. Su expresión más palpable será la creación de una cuarentena de regiones sanitarias que en muchos casos coincidirán con los actuales límites comarcales y que tendrán un órgano de gobierno con capacidad para decidir en qué ámbitos se debe incidir tanto en la prevención de enfermedades como en la organización de hospitales y centros de salud.

Estos órganos de gobierno territorial -ésta es la denominación utilizada por Marina Geli en el borrador presentado ayer- serán controlados a partes iguales por el Departamento de Salud y por los ayuntamientos de cada región. Los municipios podrán escoger entre estar presentes directamente en el órgano de gobierno o bien participar en él a través de los consejos comarcales u otras entidades municipalistas.

Para demostrar que la iniciativa política seguirá estando en manos del Gobierno catalán, Marina Geli propuso que el Departamento de Salud tenga un voto de calidad en caso de empate en la toma de decisiones.

Según el borrador presentado ayer por la consejera, las principales funciones de los nuevos organismos territoriales serán la "planificación y evaluación de los servicios sanitarios bajo las directrices del Departamento de Salud", así como "velar por la defensa de los ciudadanos y la humanización de los servicios sanitarios". Asimismo se pretende que, partiendo del "profundo conocimiento del territorio" estas entidades puedan "marcar las prioridades de las intervenciones sanitarias en cada territorio teniendo en cuenta las directrices del Plan de Salud de Cataluña".

De cara al usuario, se pretende que los nuevos organismos ayuden a integrar la asistencia que éste recibe en los centros de atención primaria y en los hospitales, de manera que mejore la comunicación entre médicos y no se tengan que duplicar análisis o pruebas diagnósticas.

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El modelo sanitario que pretende sacar adelante el Gobierno catalán es muy parecido al que ya funciona en la Val d'Aran y en Barcelona, donde la Agencia de Salud Pública, participada por la Administración local y la autonómica, coordina las actuaciones de todos los servicios sanitarios.

Las nuevas regiones sanitarias aplicarán un modelo de financiación basado en una cantidad fija a partir del número de personas o habitantes adscritos. De todos modos, a esta cantidad se aplicarán algunas variantes correctoras en función del grado de envejecimiento de la población o de la dispersión geográfica de la misma.

En la reunión de ayer, en la que también estaban las patronales del sector sanitario y representantes de los sindicatos, ya surgieron las primeras propuestas para mejorar el borrador. El representante de la patronal Unió Catalana d'Hospitals insistió en la necesidad de que la descentralización no suponga nueva burocracia para el sistema sanitario, mientras que los sindicatos reclamaron poder estar presentes en los nuevos órganos de gobierno.

Acallar voces críticas

Los planes de Marina Geli para descentralizar la sanidad han levantado recelos entre los grupos que forman el tripartito. Tanto Esquerra Republicana como Iniciativa per Catalunya, e incluso un sector del PSC, han especulado las últimas semanas con la posibilidad de que tal reforma acabara siendo una mera fórmula para avanzar en la privatización de la gestión de determinados centros sanitarios y para continuar con el modelo clientelista que, según los partidos actuales en el Gobierno, habían promovido los Ejecutivos de Convergència i Unió. Esquerra Republicana ha evidenciado esta desconfianza en el Parlament en más de una ocasión los últimos meses, algo que ha sentado muy mal en el entorno de la consejera Marina Geli.

Con la promesa de que antes de sacar adelante la reforma se escuchará a todos los implicados, Geli pretende acallar unas voces críticas que amenazaban con crear una verdadera crisis en el seno del tripartito.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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