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Entrevista:PILAR MALLA | 'Síndica de greuges' de Barcelona

"No he venido a figurar, siempre defenderé a la gente con más problemas"

Blanca Cia

Síndica, que no

síndic. Porque quien estrena el cargo de defensor de la ciudad de Barcelona es una mujer, Pilar Malla. Una mujer de 73 años, nacida en El Pont d'Armentera (Alt Camp), con una trayectoria de compromiso con los colectivos más desfavorecidos. Por ejemplo en los años en que vivió en Saint Denis, un barrio obrero de París, prestando ayuda a los emigrantes españoles, o en la Generalitat de Josep Tarradellas, como responsable de los servicios sociales, y más tarde -entre 1993 y 1998- dirigiendo Cáritas Diocesana. Como diputada del PSC-Ciutadans pel Canvi en la anterior legislatura también se comprometió socialmente. Malla ha sido y sigue siendo impulsora y miembro activo de fundaciones como el Centre Català de Solidaritat, dedicado a la acogida y el tratamiento de drogodependientes.

"Fui propuesta por entidades que saben que me he dedicado a la gente con problemas"

Su idoneidad para la responsabilidad de síndica de greuges no fue cuestionada ayer por ninguno de los grupos municipales que integran el consistorio, salvadas algunas reticencias planteadas por el Partido Popular a propósito de su vinculación política a la familia socialista. Todo lo contrario. Incluso se destacó que su nombre saliera a propuesta de las entidades que han participado en el proceso de elección como una circunstancia que reafirma su idoneidad. Una lluvia de reconocimientos que ayer causó impresión en Pilar Malla.

Pregunta. ¿Cómo sienta ser la primera síndica de greuges de Barcelona, y con elogios unánimes?

Respuesta. Estoy emocionada [acababa de ver por televisión las intervenciones de todos los grupos municipales que aprobaron por unanimidad su nombramiento] porque no me esperaba la responsabilidad, y todavía menos palabras tan amables. Yo no había pensado nunca desempeñar una responsabilidad como ésta. De hecho, al principio dije que no. Al final cambié de opinión.

P. Fue propuesta por entidades sociales, no por grupos políticos. ¿Por qué dijo que no en un primer momento?

R. Por una cuestión de trabajo. Yo ya soy algo mayor, no es que me fuera a descansar, pero el cargo representa bastante trabajo. Necesitaré -y me dijeron que así sería- un equipo de gente joven a mi lado.

P. ¿Cree que en la elección ha influido especialmente su trayectoria?

R. Supongo que sí. Sobre todo teniendo en cuenta que fui propuesta por entidades que saben que siempre me he dedicado a la gente que tiene más problemas. Yo no he venido a figurar, no puedo asumir ser síndica de greuges para hacer algo que no me convenza.

P. ¿Le llegarán muchas quejas relacionadas con la asistencia a la tercera edad?

R. No lo puedo imaginar. La ciudad tiene una importante parte de la población envejecida, con muchas necesidades. También es necesaria la prevención en la infancia para evitar que años después lleguen tantos jóvenes a las cárceles.

P. ¿Y la inmigración? ¿Cree que recibirá muchas quejas teniendo en cuenta que el reglamento de la institución posibilita el recurso al Síndic de Greuges de todas las personas que se encuentren en la ciudad aunque no sean residentes?

R. Lo dudo. No porque no haya problemas. Más bien porque los colectivos más desprotegidos, a veces en clara exclusión social, son los que menos acuden. Yo creo que una de mis responsabilidades será precisamente ésa: defender los derechos y las libertades de los más desprotegidos. Claro que siempre que se trate de cuestiones de competencia municipal, porque yo no puedo entrar a dirimir en materias de otras administraciones.

P. Pero eso es algo difícil, ¿no?

R. Tal vez. Espero contar con la ayuda de Rafael Ribó

[síndic de greuges de Cataluña ]cuando lo necesite si se trata de competencias del Gobierno. Estoy segura de que así será, porque se pueden plantear cuestiones de a quién le compete. Por ejemplo, si se trata de una queja por el funcionamiento de un geriátrico, eso sería cuestión del Síndic de Greuges de Cataluña, pero si se refiere a los servicios sociales que atienden a ese mismo sector de la población, la responsabilidad sería mía. Pero estoy segura de que no habrá problema.

P. El tráfico, la suciedad y la vivienda son las cuestiones que, según las encuestas municipales, más preocupan a los ciudadanos y más quejas levantan. ¿Se ve dirimiendo en un conflicto a propósito del aparcamiento o de una actuación de la Guardia Urbana?

R. La verdad es que no sé. Habrá que ver. En principio, la figura del defensor está para defender los derechos y las libertades de los ciudadanos. Claro que hay muchos actos de la Administración municipal que pueden vulnerarlos.

P. ¿Cree que la Administración municipal necesita una figura que controle sus actos?

R. Para eso creo que ya funcionan otros mecanismos internos, como el propio consejo plenario y los órganos de control. Yo creo que el principal cometido del Síndic de Greuges es defender los derechos fundamentales de las personas.

P. ¿Dónde estará su oficina?

R. Todavía no lo se. En realidad hasta dentro de un mes no se acabará de poner en marcha el equipo. Tengo que designar a personas que me ayuden y quiero que sea un equipo joven, y eso es lo primero que tenemos que resolver.

Oposición a todos los gobiernos

La sesión de ayer del plenario del Ayuntamiento de Barcelona volvió a poner en evidencia que desde uno de los lados del Saló de la Reina Regent -el que ocupan los ediles de CiU y el PP- se hace oposición no a los bancos que ocupan los regidores del PSC, ERV e ICV-EUiA, sino al otro tripartito, el que gobierna la Generalitat, y también al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. También quedó patente la tesis del equipo que lidera Joan Clos: muchos de los problemas de la ciudad son consecuencia de haber "sufrido" unos gobiernos adversos, durante décadas en el caso de la Generalitat y en los últimos ocho años por lo que respecta al Gobierno central.

Ejemplo: en la discusión sobre el programa de ayudas de la Generalitat a los barrios de Barcelona de Santa Caterina y Roquetes -a los que el consistorio destinará 30 millones de euros-, pese a que CiU y el PP votaron afirmativamente, insistieron en criticar que las ayudas se reduzcan a esos barrios. "Parece que con gobiernos amigos se podía aspirar a plantear esas ayudas para más barrios", insistía Joan Puigdollers, portavoz del grupo de CiU. Y a renglón seguido era el primer teniente de alcalde, Xavier Casas, el que replicaba que con el tripartito se tiene la sensibilidad de destinar ayudas a barrios con problemas en Barcelona, sensibilidad que, según él, era inexistente cuando gobernaba CiU.

Otro ejemplo: en la aprobación del convenio con La Caixa sobre cesión de solares para la construcción de vivienda social, CiU planteó si el consistorio ejercerá el derecho de retracto sobre las viviendas que queden libres en el futuro. Y a Casas le faltó tiempo para replicar que así se establece en el convenio firmado con La Caixa y, de paso, recriminar a CiU que esa formación no lo hizo con los pisos que levantó el Incasol.

Y más: con relación a la firma del contrato programa de transportes para 2002-2004, CiU y el PP sostenían que el Gobierno central ha rebajado su aportación a costa de la Generalitat y los ayuntamientos, y el PSC contestó que durante tres años la firma del citado contrato fue imposible por culpa de los gobiernos de Aznar y Pujol.

Por otra parte, una decena de delegados sindicales interrumpieron el debate del pleno durante unos minutos exhibiendo pancartas contrarias a la privatización de empresas municipales. Los delegados irrumpieron en el momento en que en la sesión plenaria se iban a debatir la memoria de constitución y los estatutos de la entidad pública empresarial Institut Barcelona Esports.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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