_
_
_
_
_
LA ENFERMEDAD DE ARAFAT

Arafat será enterrado en la Mukata, el símbolo de la resistencia frente a Israel

Palestinos e israelíes negocian los detalles y despliegue de seguridad para los funerales

La Mukata, la vieja prisión del imperio colonial británico convertida en símbolo de la resistencia palestina, será la tumba provisional de Yasir Arafat. Los líderes de la Organización para la Liberación de Palestina anunciaron ayer su intención de batallar por todos los medios pacíficos, incluidos los legales, para conseguir que un día el cuerpo del primer presidente de Palestina repose en la Explanada de las Mezquitas de acuerdo con su voluntad y su rango y que el Gobierno de Israel no permite por temor a que el enterramiento del rais refuerce la reclamación política de los palestinos sobre Jerusalén.

Más información
La dirección palestina descarta la eutanasia y promete elecciones tras el fin de Arafat
Cuatro hombres dirigirán el Gobierno palestino de forma transitoria tras la muerte de Arafat

"Si lo peor llega, todo tendrá lugar en la Mukata, porque es un símbolo; ha vivido aquí durante los tres últimos años", anunció el secretario general de la presidencia, Tayeb Abdelrahim, con lágrimas en los ojos, en una inesperada y fugaz comparecencia ante los medios de información, reunidos en el gran salón de actos del cuartel general de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). A su lado, embargado también por el dolor, permaneció en silencio el ministro encargado de las negociaciones de paz, Saeb Erekat. En el exterior del complejo, en la calle, la gente empezaba a concentrarse.

El escueto mensaje del alto funcionario de la ANP suponía la confirmación de que no existe recuperación posible para el presidente y el punto culminante de una jornada llena de tensiones, que se había iniciado a primera hora del mediodía cuando por las calles de Ramala empezaron a difundirse los rumores de un supuesto agravamiento de su estado de salud. Aquellos mensajes tempranos, repetidos de manera sincopada por la radio y la televisión, bloquearon por un momento la capital administrativa de Cisjordania, detuvieron el tráfico y dejaron sumidos a los ciudadanos en una aparente oleada de dolor.

Los murmullos acabaron convirtiéndose en una certeza a media tarde. El anunció oficioso llegó minutos antes de la puesta del sol y de que los muecines desde lo alto de los minaretes de las mezquitas avisaran de la ruptura del ayuno del mes sagrado del Ramadán. Los religiosos advirtieron además de que este mismo atardecer, en el que se informaba de manera no oficial sobre la muerte de su presidente, coincidía con otra fecha señalada: la Noche del Destino -Leilad al Jader- la jornada en la que Alá dictó a Mahoma el texto sagrado de El Corán. Todo el mundo musulmán, pero especialmente Ramala y el resto de los territorios palestinos, vivirá esta noche en vela, encerrados en las mezquitas mientras repiten una y otra vez las suras (versículos coránicos) sagradas. Pero aquí los pastelillos azucarados, tradicionales en esta epoca del calendario y con los que se suelen acompañar los rezos, se convertirán en un café amargo, sin azúcar, en recuerdo del presidente moribundo.

La noche iba a ser también muy larga en Jerusalén porque, pese a lo anunciado por los líderes palestinos, no hay nada cerrado. Los representantes de la ANP y del Gobierno de Ariel Sharon tenían previsto reunirse en una sesión sin límite de horario para establecer, lo primero, el lugar exacto del entierro, y a continuación, el protocolo y las medidas de seguridad que serán adoptadas con ocasión de las ceremonias. Según el diario Haaretz, Israel acepta en principio que se le entierre en Ramala, aunque "por motivos de seguridad" prefería en Gaza.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Ramala pasará la noche en vela, convencida de que el desenlace y la muerte del presidente le será anunciada hoy, cuando los cuatro hombres fuertes de la nueva dirección palestina -Mahmud Abbas, Ahmed Qurei, Nabil Shaat y Rouhi Fatú- lleguen a Cisjordania, vía Ammán, procedentes de París. Centenares de periodistas procedentes de todos los puntos del mundo han empezado a llenar los hoteles. La policía y el Ejército, al otro lado de la frontera, están ya en posición de máxima alerta.

"Aquí no ha habido ni habrá por ahora un golpe de Estado", aseguraba desde su despacho del Parlamento el vicepresidente de la Cámara legislativa, Hasan Abdul Fatá Krieshe, desmintiendo así las noticias de una toma del poder por parte de la vieja guardia, con la intención de bloquear las previsiones sucesorias y establecer una transición interminable de cerca de un año, al final de la cual se sopesaría la posibilidad de unas elecciones legislativas y presidenciales para nombrar un sustituto de Arafat.

Krieshe, de 45 años, médico ginecólogo formado en la universidad de Dublín y diputado independiente por la circunscripción de Tulkarem, confía en un respeto estricto de las leyes que permitan la creación de un directorio colectivo con los que se sustituyan todos los poderes concentrados hasta ahora en las manos de Arafat. Pero estas certezas no parecen tranquilizar a los vecinos de Ramala, que inquietos no se dejan de preguntar quién les va a mandar mañana.

Un grupo de palestinos escucha las noticias de la radio en un puesto del centro de Ramala.
Un grupo de palestinos escucha las noticias de la radio en un puesto del centro de Ramala.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_