Cornelia Funke busca la magia de las palabras en 'Corazón de tinta'
La escritora ha sido calificada por la crítica como "la Rowling alemana"
Cornelia Funke (Dorsten, Alemania, 1958) tenía en la cabeza la imagen de una niña arrodillada junto a una ventana mojada y alguien fuera. A partir de esa idea escribió Corazón de tinta (Siruela), casi 600 páginas llenas de acción y el primer título de una trilogía protagonizada por Meggie, una niña de 12 años que, junto a su padre y su tía, se enfrentará a Capricornio y sus secuaces. La novela ha vendido más de dos millones de ejemplares en Alemania, Estados Unidos y Reino Unido y su autora ha sido calificada por la crítica como "la Rowling alemana".
Rubia, alta y sin rastro de maquillaje, Funke cuenta que su novela está escrita desde el amor a los libros y para leerla en voz alta: "El lenguaje es música guardada dentro de un libro". "A veces tengo la sensación de que los personajes de los libros son más reales que mucha gente que conozco", aclara la autora, en cuyo currículo se cuentan cerca de 40 libros, desde álbumes ilustrados hasta libros infantiles. La portada de Corazón de tinta y las ilustraciones del texto han sido realizadas por la narradora, que empezó su carrera como ilustradora.
Funke cuida en extremo la documentación y la trama de sus obras, pero su éxito, dice, se debe a que las historias siempre encuentran un público. De momento, su nuevo relato ha sido comprado por la productora de El señor de los anillos, quien ya prepara el rodaje de la película. En cada capítulo de la novela se incluyen fragmentos y citas de otros libros infantiles. La escritora lo utiliza como recurso estilístico y porque así, además, puede orientar hacia nuevas lecturas a los lectores ávidos de historias.
La autora de El jinete del dragón, publicada también por Siruela, vive, junto a su marido y sus dos hijos, en Hamburgo. Una de las características de esta narradora, que mezcla fantasía y magia, son los nombres de sus personajes. Los protagonistas de la novela se llaman Dedo Polvoriento, Lengua de Brujo y Corazón de Tinta, por ejemplo. Encontrar estos nombres es uno de los retos de la escritora, que recurre a enciclopedias de plantas o insectos, guías telefónicas y libros antiguos. "A través de las palabras puedes hacer magia; mucha gente cree que hay ciertos nombres propios que tienen poderes y que el hecho de tener un nombre determinado puede influir en el destino de las personas". Ella suele dejar para el final el desafío de nombrar a los personajes.
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