"Los escritores árabes no somos profetas en nuestros países"
Yasmina Khadra, el seudónimo literario de Mohamed Moulessehoul, se ha convertido en uno de los escritores árabes con más éxito. Este comandante del Ejército argelino, que recurrió a un seudónimo femenino para poder publicar en Europa los libros que escribía a escondidas mientras llevaba el uniforme, vive ahora en Aix en Provence (Francia). Muchas de sus novelas describen pormenorizadamente la violencia islamista. Una de ellas, Las golondrinas de Kabul, lleva seis ediciones en Estados Unidos donde se ha convertido en un auténtico éxito. En España su obra ha sido publicada por Alianza Editorial y Zoelia.
PREGUNTA. ¿Por qué momento pasa la literatura árabe?
RESPUESTA. Por un momento paradójico. Muchos países árabes siguen dando la espalda a su producción literaria, pero ésta suscita un creciente interés en Occidente. No somos profetas en nuestros propios países. Occidente nos reconoce, en cambio, como observadores, como testigos, pero no llega a apreciar el talento o las cualidades literarias de muchos de nosotros. En el fondo nos mira como bichos raros. Hay, sin embargo, excepciones notables como Naguib Mahfuz.
"No es verdad que en todo el mundo árabe no se lea. En Egipto o en Líbano hay una afición literaria"
P. ¿Es difícil ser escritor en el mundo árabe?
R. Sí. Nos encontramos en medio de un fuego cruzado. Por un lado nos atacan los gurúes del integrismo porque propagamos ideas que les desagradan. Por otro, el poder teme que contribuyamos al despertar intelectual del ciudadano que, a largo plazo, pueda amenazar su estabilidad. En cuanto a Occidente, su curiosidad no obsta para que sea arrogante. Como ve es una situación incómoda.
P. ¿A qué se debe esta reciente curiosidad de Occidente?
R. A las sacudidas que parten del mundo árabe, musulmán, y que afectan a todo el planeta. Leyéndonos, Occidente intenta comprenderlas. Pero antes de echar mano del escritor árabe suele preferir escuchar lo que dicen sus propios literatos sobre el asunto. Esta actitud denota un larvado racismo intelectual.
P. ¿Por qué momento pasa la literatura del Magreb?
R. Por una estúpida guerra entre escritores francófonos y arabófonos. Hay gentes que no avanzan, que tienen dificultades a imponerse mediante sus escritos, y que tratan de impedir a los demás que progresen. Les acusan de múltiples barbaridades, como ser traidores a la causa árabe. Los francófonos somos boicoteados por el mundo de expresión árabe. Prueba de ello es que, por ejemplo, he sido publicado en 17 países, pero ninguno árabe. Esta pelea absurda resta fuerza a la literatura magrebí en su conjunto.
P. Acaso los escritores arabófonos estén celosos de sus compatriotas francófonos porque saben que tienen garantizado un público del que ellos carecen.
R. No es verdad que en todo el mundo árabe no se lea. En Egipto o en Líbano hay una afición literaria. Lo que pasa es que las estadísticas oficiales no lo ponen de relieve porque se venden, a veces, más libros piratas de un autor que originales. El primer problema de muchos no es la carencia de lectores, sino la calidad literaria.
P. ¿Cuál es la literatura árabe más creativa?
R. Primero la argelina y, en menor medida, la libanesa. Esta última cuenta con buenos escritores, pero otros permanecen atrapados en los estereotipos arabo-judíos, etcétera. La argelina, en árabe y en francés, innova, rompe moldes, tiene mucha ambición. Tiene un fuerte componente femenino. Hay además nada menos que cinco escritores argelinos que están siendo publicados en Estados Unidos. Ninguna otra literatura árabe puede reivindicar ese récord.
P. ¿Cómo explica esta creatividad?
R. La barbarie que ha vivido Argelia en los años noventa es el factor clave. Es una literatura impregnada de angustia pero que reivindica la vida. El sufrimiento potencia la creatividad. Escribir es además una terapia. Significa salir de sí mismo, ir hacia los demás, tender puentes. Por último, en Argelia siempre hubo, incluso en los peores momentos del partido único, bastante libertad de creación.
P. La mayoría de los escritores argelinos no residen en Argelia. ¿No van perdiendo sus raíces?
R. Su inspiración sigue estando al ciento por ciento en Argelia porque es allí donde nacieron y crecieron. De todas formas, en un mundo globalizado la noción de raíces tiende, un poco, a disiparse. Cada uno se busca la patria que le conviene, en la que está a gusto.
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