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MATANZA EN RUSIA

El secuestro abre una brecha entre Rusia y EE UU sobre el futuro de Chechenia

El Ejército ruso amenaza con ataques preventivos contra "bases terroristas" en cualquier lugar

Pilar Bonet

Las fisuras entre Rusia y los países occidentales a la hora de luchar contra el terrorismo internacional y ponerse de acuerdo sobre quién merece el calificativo de "terrorista" se evidenciaron ayer en un incidente diplomático provocado por las intenciones de la Casa Blanca de seguir dialogando con los independentistas moderados de Chechenia. El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, calificó de "inapropiadas" las declaraciones del Departamento de Estado norteamericano sobre posibles contactos entre Washington y los separatistas moderados, "terroristas chechenos" según la posición oficial rusa.

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"Nuestra opinión sobre algunas de estas figuras políticas ha sido diferente de la de los rusos", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, quien insistió en que se debía encontrar una "solución política" en el conflicto de Chechenia. Lavrov dijo que declaraciones como la de Boucher "no contribuyen al desarrollo de las buenas relaciones entre Rusia y EE UU". "Solucionaremos nuestros problemas internos por nuestra cuenta y no necesitamos que los americanos busquen un arreglo político en Chechenia", sentenció el ministro.

Mientras tanto, el fiscal general de Rusia, Vladímir Ustínov, presentó al presidente Putin los últimos datos sobre la investigación del secuestro de la escuela Número Uno de Beslán y confirmó, al más alto nivel oficial hasta ayer, que hubo "más de 1.200 rehenes". El fiscal dejó muchas preguntas en el aire, entre ellas el origen de los secuestradores, y afirmó que el dramático desenlace había sido propiciado por una explosión ocurrida cuando los terroristas, "por alguna razón", modificaban la red de explosivos que instalaron de forma muy profesional en la sala de deportes. Los secuestradores eran "una treintena", entre ellos dos mujeres, según dijo Ustínov, y a bordo de tres vehículos en los que portaban las armas y explosivos llegaron a Beslán de madrugada, tras reunirse en el bosque de un pueblo vecino. Su cabecilla respondía al apodo de El Coronel y era ayudado por un tal Abdul-Malek. Citando la confesión de Nurpashi Kuláiev (según el fiscal el único sospechoso capturado vivo), El Coronel mató él mismo a tiros a uno de los guerrilleros que le reprochó asaltar la escuela y amenazó con actuar del mismo modo con todos los que no se le sometieran. Ese mismo día, El Coronel habría hecho volar por los aires a las dos suicidas del comando. El fiscal manifestó que se habían identificados los restos de 210 personas, entre las 326 que perecieron, y es previsible que el número de víctimas aumente, dado que hay 32 fragmentos de cuerpos humanos. Con sordina, pero de forma clara, vuelven a sonar en Rusia tonos de fortaleza asediada, que tal vez sean temporales, pero que distan mucho del tono de cooperación que Putin introdujo tras el 11 de Septiembre, cuando Moscú se brindó como aliado en la lucha internacional contra el terrorismo y el presidente subrayaba la sintonía común, con la esperanza, de ganar aliados para su causa en Chechenia. El jefe del Estado Mayor de Rusia, el general Yuri Baluyevski, dijo que Rusia estaba dispuesta a llevar a cabo ataques preventivos sobre "bases terroristas" donde quiera que estén, pero que eso no significaba que se realizaran ataques nucleares.

Los comentarios políticos indican que, de la misma manera que España es un punto de referencia en Rusia para la unidad popular contra el terrorismo, Israel lo es también cada vez más en para los métodos de lucha contra él.

Aslán Masjádov.
Aslán Masjádov.REUTERS
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Shamil Basáyev.
Shamil Basáyev.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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