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EL FUTURO DE EUROPA

Barroso consigue de la Eurocámara un apoyo para presidir la Comisión mayor del esperado

El ex primer ministro portugués se muestra reacio a crear un supercomisario de Economía

Carlos Yárnoz

José Manuel Durão Barroso, ex primer ministro de Portugal, logró ayer el apoyo del Parlamento Europeo para su investidura como undécimo presidente de la Comisión Europea pese a las reservas que había levantado por su apoyo a la guerra de Irak. En votación secreta, Barroso obtuvo 413 votos, procedentes sobre todo de los conservadores (268 escaños), liberales (88) y derechistas de la Europa de las Naciones (27), pero votaron en su contra 251 diputados de entre los socialistas (200 escaños), verdes (42), izquierdistas (41) o euroescépticos (37). Barroso se pronunció a favor de "una Comisión fuerte e independiente".

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Nada más ser elegido, Barroso propuso crear "una coalición dinámica" proeuropea por encima de diferencias ideológicas. Fueron esas diferencias ideológicas entre los dos bloques de centro-derecha y centro-izquierda las que se plasmaron ayer en Estrasburgo, por vez primera en la elección de un presidente de la Comisión. El "reformista de centro" Barroso, como se define ahora, no lo pudo evitar pese a que este militante maoísta en su juventud que acabó dirigiendo en 1999 el conservador Partido Socialdemócrata (PSD), insistió estos días ante los grupos parlamentarios europeos en que la división entre izquierda y derecha "no es la única dimensión en política" y que él quiere "tender puentes" para lograr consensos en la UE.

Fue su apoyo a la guerra de Irak, el conflicto que originó la más grave crisis interna en Europa, y su actuación como anfitrión en la reunión Bush-Blair-Aznar de las Azores previa a la invasión lo que ha perseguido a Barroso durante el proceso de su elección desde que el 29 de junio fue designado para el cargo por los jefes de Estado y Gobierno de la UE. Y fue un factor clave para que el Grupo del Partido Socialista Europeo (PSE) no le apoyara, con la única excepción de la delegación socialista española, como ya había anunciado su líder, Enrique Barón.

Anfitrión en las Azores

"¿Es usted el candidato que va a defender los valores europeos y, sobre todo, el multilateralismo?", le preguntó antes de la votación el líder de los socialistas, el alemán Martin Schulz. "Usted sigue siendo intransigente", le dijo. Más duro fue el verde Daniel Cohn-Bendit. "Ni ha rectificado ni ha dudado; si al menos nos hubiera dicho: 'fue difícil encontrarme en las Azores en los brazos de Bush y ahora me da un poco de vergüenza".

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Fue Irak también el asunto que echó en cara a Barroso el líder de los izquierdistas, el francés Francis Wurtz, mientras el euroescéptico Nigel Paul Farage, del británico movimiento antieuropeísta UKIP, eligió otro argumento: "Usted apoya la Constitución que convierte a Europa en una prisión de naciones; la UE está dirigida por burócratas, y la Comisión se ha convertido en una residencia para políticos fracasados en sus países".

Por el contrario, los líderes del Partido Popular Europeo, el alemán Hans-Gert Poettering, y de los liberales, el británico Graham Watson, dedicaron elogios a Barroso. "No le vamos a votar sólo por apoyarle personalmente, sino por Europa", le dijo Watson.

Barroso se defendió de las críticas por Irak. "Se demostró que aún no existe una política exterior común. No fue mi país el que rompió la unidad de Europa. También hubo diferencias en el Consejo de Seguridad[España, a favor, y Francia y Alemania, en contra]. Ahora hay que buscar aproximaciones más que discutir sobre quién tenía razón".

Para Barroso, el "excelente resultado" de la votación fue "una buena señal" de esa alianza y colaboración que él mismo ha propuesto para desarrollar entre el Ejecutivo comunitario y el Parlamento Europeo para llevar a la práctica su "profunda vocación europeísta". Emitieron su voto 711 eurodiputados de los 732 que tiene la Cámara, pero 44 papeletas estaban en blanco y 3 fueros nulas. De los 664 votos válidos, los 413 a favor representan el 58,1% del total de escaños (véase gráfico).

En el momento en que Borrell iba a leer el resultado de la votación, varios diputados, algunos en tono jocoso, protestaron con golpes sobre la mesa porque Barroso no estaba en su sitio. El dirigente portugués tardó cuatro o cinco minutos en acceder a su silla porque, como explicó después, su despacho "está muy lejos del pleno".

24 comisarios

Aún faltan tres trámites para cerrar el largo proceso para que el 1 de noviembre inicie su mandato la nueva Comisión Europea. El presidente del Parlamento, José Borrell, debe comunicar ahora el resultado de la votación de ayer al Consejo Europeo, a los líderes de la Unión. En agosto, Barroso anunciará los nombres de los 24 comisarios que le acompañarán en el Ejecutivo comunitario, que deben someterse a audiciones en el Parlamento. A finales de octubre, la Eurocámara someterá a votación a todo el equipo en su conjunto, sin posibilidad de vetar a un comisario en particular.

Barroso insistió ayer en que quiere "una Comisión fuerte e independiente" y en los próximos días será sometido a la primera prueba: la designación de comisarios, una competencia que legalmente le corresponde, pero que los Gobiernos no están dispuestos a dejarla en sus manos. Alemania, Francia y Reino Unido han exigido públicamente el nombramiento de un supercomisario vicepresidente de la Comisión que coordine toda el área económica y tienen ya un candidato: el alemán Günter Verheugen, hoy comisario de la Ampliación. Barroso afirmó que "no habrá comisarios de primera clase y comisarios de segunda".

"El Consejo puede interferir en las competencias de la Comisión", dijo Barroso ayer a los eurodiputados antes de su investidura. Después, admitió que, "seguramente", entre sus comisarios figurarán la mayoría de los nombres difundidos estos días (junto con Verheugen, el francés Jacques Barrot o el español Joaquín Almunia) y eludió responder si habrá "comisarios coordinadores". Se limitó a señalar que no quiere uno, sino "24 supercomisarios", y que "las carteras no serán repartidas de acuerdo con su nacionalidad, sino de acuerdo con su competencia". Antes del 23 de agosto dará a conocer los nombres y la asignación de las carteras (una por país).

Los retos incluidos en la agenda de los próximos cinco años de mandato de la Comisión están ya fijados: ratificación de la Constitución; Turquía; entrada en acción del ministro europeo de Exteriores; reforma del Pacto de Estabilidad; nuevas perspectivas financieras de la UE; adhesión de Bulgaria y Rumania en 2007... El inicio de la nueva legislatura en la Eurocámara ha apuntado otro posible: el debate sobre la utilización de más lenguas oficiales (hay 20) en la Unión.

José Manuel Durão Barroso, ayer en Estrasburgo.
José Manuel Durão Barroso, ayer en Estrasburgo.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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