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Vitoria recobra la fuerza estelar del arte del grupo Gaur

La célebre exposición con la que se presentó en 1966 el grupo Gaur en la galería de Dionisio Barandiarán de San Sebastián vuelve desde ayer a recrearse en la sala de la Caja Vital de Vitoria (Postas, 13-15). Fue entonces la primera comparecencia en público de aquel grupo que desde un año antes integraban Amable Arias, Rafael Ruiz Balerdi, Néstor Basterretxea, Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu, Jorge Oteiza, José Antonio Sistiaga y José Luis Zumeta. Hasta el próximo 4 de julio, esta recreación forma parte de una muestra homenaje que recupera uno de los momentos claves de la historia del arte vasco, en el que confluyeron algunas de las mejores expresiones creadoras del siglo pasado.

"El grupo Gaur trató de aunar vanguardia cosmopolita y señas de identidad", dice Ana María Guasch en el catálogo que se ha realizado para la exposición. El recorrido no defrauda esta afirmación: el centenar de obras de distintas épocas desde aquel final de los años 60 hasta la producción actual de los autores que todavía permanecen vivos (Basterretxea, Sistiaga y Zumeta) responde a ese afán investigador sin olvidar las raíces que sugería aquella primera propuesta.

Es más, la exposición hace justicia al título que le han dado los comisarios Fernando Golvano y Juanma Arriaga: Constelación Gaur. Una trama vanguardista del arte vasco. Constelación, efectivamente, como demuestra que, pasados casi cuarenta años desde aquella presentación, todos ellos son una referencia imprescindible en la pintura o la escultura vascas. Y algunos, como Oteiza o Chillida, gozan del más amplio reconocimiento universal.

Y también era una trama o más bien el aporte guipuzcoano a una red que se quiso entretejer para recuperar la Escuela Vasca, junto a los grupos Emen (nacido en Vizcaya), Orain (en Álava) y Danok (en Navarra). Trama o red que, como tantos otros intentos de vanguardia, se quedó en unas pocas exposiciones antes de la disolución de unos grupos territoriales que nunca llegaron a ponerse de acuerdo entre sí.

Además, había demasiada fuerza en cada una de las individualidades del propio grupo Gaur, mucha energía centrífuga. En esa primera parte de la exposición que recupera las obras que exhibió el mecenas Dionisio Barandiarán se vislumbra esa disparidad de criterios, aunque todos ellos beban del informalismo y de otras corrientes de la vanguardia contemporánea. La evolución personal de cada uno, recogida en el resto de la muestra, confirma que Gaur era la suma de ocho personalidades singulares que dos años después de su fundación se disolvió, inevitablemente.

Un asistente a la inauguración contempla los negativos pintados a mano por José Antonio Sistiaga.
Un asistente a la inauguración contempla los negativos pintados a mano por José Antonio Sistiaga.PRADIP J. PHANSE

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