El fin de la crispación
Para mí, y creo sinceramente que para muchos españoles más, está siendo un shock tremendo el comprobar hasta qué punto se ha roto de nuevo durante estos últimos ocho años el talante conciliador y de entendimiento entre nosotros.
Aquel duro enfrentamiento que yo, aún adolescente, recuerdo entre los perdedores y los ganadores de nuestra Guerra Civil; aquel odio que aún existía, incluso entre miembros de una misma familia, entre conocidos de diferente signo político, entre la derecha y la izquierda, y que con la transición y los primeros años de la democracia se había ido difuminando, diluyendo, cicatrizando, veo hoy con horror cómo ha resurgido, cómo vuelven los "malos rojos" y los "buenos, mantenedores de todo orden y legalidad", cómo las posturas están tan enfrentadas, tan hostiles, tan disparatadas, que asusta.
Desde aquí deseo de todo corazón que esto vuelva a normalizarse, que volvamos a entender que hay personas buenas y personas malas, independientemente del signo político, que debemos respetar las diferencias y, mediante el diálogo y la razón, convivir sin hostilidad, sin odio, sin rencor.
Mi principal petición al nuevo Gobierno es ésta: cambio de talante, porque, si ellos cambian, la ciudadanía también recuperará la normalidad perdida, la convicción de que la pluralidad y su aceptación es la esencia de la democracia y la base de cualquier convivencia.
Hagamos un gran esfuerzo entre todos, principalmente por nuestros hijos, por los jóvenes, por su futuro.- Mari Paz Castellano. Madrid.
Es asombroso ver cómo en estos días, todavía con varias decenas de muertos sin identificar después del 11-M, los derrotados democráticamente en las urnas acuden como moscas a micrófonos que infectan con calumnias hacia el pueblo español.
El señor Rajoy hace alusiones a ciertos grupos que incitan a no se sabe qué; la ministra de Educación en funciones, Pilar del Castillo, intenta invalidar los votos de la gente que hasta estas elecciones no solía participar en los referendos anteriores, hablando de "actos descarnados". Un diputado del PP tenía dudas sobre si iba a gobernar Zapatero o Bin Laden.
Todo esto, según ellos, porque un grupo mediático con intenciones manipuladoras terroríficas intentaba aclarar a quienes mediante ellos intentaban ser informados de que lo sucedido en el 11-M no era cosa de ETA.
¿Están queriendo decir que si Bin Laden ha dado la victoria al PSOE, ETA se la hubiera dado al PP?
Por esa misma operación, ¿por qué si el comunicado de ETA dando una tregua unilateral a Cataluña confirmaba, según los populares, que Carod Rovira debería ir a la hoguera (dando la máxima credibilidad al comunicado de la que hasta el 11-M era "la única amenaza terrorista que teníamos"), la rueda de prensa de Otegi en nombre de ETA tuvo nula repercusión excepto que carecía de todo tipo de credibilidad?
No podemos admitir que todo vale.
¿Qué fue de la ejemplar rueda de prensa de Rajoy la noche electoral?
Va a resultar que España está infectada por dos virus, uno antisocialista y otro antipopular. No acierto a adivinar si las declaraciones de los dirigentes del Partido Popular son un recalentón que atiende a una mala digestión de los resultados electorales o si, por el contrario, son debidas a declaraciones como las de cierto medio de comunicación: "El Partido Popular ha perdido las elecciones de la manera más injusta en toda la historia de la democracia".
¿Quién alimenta a quién?
¿Son los dirigentes populares quienes incitan a este tipo de declaraciones, o, por el contrario, son estas declaraciones las que incitan a los políticos?
Sinceramente, tenemos un problema.- José Ángel Galiano González. Moncada, Valencia.
