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La huelga de recogida de basuras origina problemas sanitarios en Girona

La huelga de los trabajadores de Musersa, que se encarga de la recogida de las basuras de la ciudad de Girona, llegó ayer a su séptimo día con grandes acumulaciones de porquería en diversos puntos de la ciudad. En algunos barrios, las montañas de basuras acumuladas llegaban incluso a ocultar los contenedores. El Ayuntamiento aseguró que se llevan a cabo controles sanitarios y se interviene en los puntos críticos. Anna Pagans, alcaldesa socialista de Girona, evitó ayer cualquier declaración que pudiera encrespar los ánimos de los huelguistas y explicó que tanto el consistorio como los delegados sindicales de Musersa han empezado a flexibilizar sus posturas para llegar a un acuerdo que intuye próximo. Pagans puntualizó que el consistorio actúa únicamente como mediador entre empresa y trabajadores.

El ensanche, el casco antiguo, donde no hay contenedores, y los barrios de Sant Narcís y Font de la Pólvora son algunas de las zonas donde la acumulación de porquería era ayer más notable, aunque las basuras apiladas y el hedor aparecen en cualquier parte. El Ayuntamiento ha pedido a la población que intente retener y reducir al máximo los residuos, al tiempo que les agradece su "paciencia".

Los trabajadores de Musersa, empresa vinculada a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), reclaman un aumento de 90 euros mensuales para sus 104 trabajadores y la contratación de 13 nuevos empleados, aunque en los últimos días han aceptado negociar a la baja. Los sindicatos exigen un esfuerzo al consistorio y a FCC y aseguran que llegaron a la huelga como último recurso tras agotar todas las vías. Según los sindicatos, un peón con 10 años de antigüedad cobra un salario de 931 euros mensuales, un sueldo que desean incrementar para paliar "el brutal aumento que han tenido los productos básicos".

Los servicios mínimos no se han cumplido con diligencia y la empresa ha abierto expedientes de despido a algunos trabajadores. Pagans no quiso ayer pronunciarse sobre esta acción. El Ayuntamiento también mantiene "congelado" el decreto de alcaldía con el que pretendía recuperar el servicio de recogida de basuras para encomendar la limpieza a otra empresa. El concejal de sostenibilidad, Enric Pardo, explicó que las demandas de los basureros son económicamente "inasumibles" para el consistorio y significarían un aumento anual de 235.000 euros en la partida de recogida de basuras. La alcaldesa lamentó que desde que empezó la huelga las negociaciones se hayan centrado en aspectos secundarios, sin tan siquiera abordar el aspecto salarial ni el incremento de plantilla. Pagans considera que el convenio que actualmente rige la relación laboral de los empleados es una buena base sobre la que negociar el nuevo. El consistorio desea que este convenio se prolongue durante tres o cuatro años y está negociando que las mejoras que se introduzcan lo hagan de forma paulatina.

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