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Reportaje:

Los iraníes que vuelven a nacer

Cuatro víctimas del seísmo son rescatadas con vida tras pasar seis días bajo los escombros

En Baravat, un pueblo de 30.000 habitantes situado a seis kilómetros al este de Bam, el miércoles fueron milagrosamente rescatadas con vida cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, de entre 20 y 60 años. Están hospitalizados, pero su hazaña de supervivencia devolvió la esperanza a muchos de los maltratados habitantes de la zona y el milagro se multiplicó. En los dos últimos días volvieron a nacer 14 iraníes que surgieron de los escombros del horror.

Baravat quedó semiderruido. Su paisaje actual lo compone una multidud de tiendas verdes del Ejército y blancas de la Media Luna Roja. "Mi madre, mi hermano, su mujer y sus tres hijos han muerto. Mi familia y yo estamos vivos, pero ¿de qué vamos a vivir? Lo poco que queda de la casa tenemos que tirarlo. ¿Cómo vamos a construir una nueva?", se pregunta con lágrimas en los ojos el campesino Mohamed Yahan Sahí.

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Bam y todos los pueblos y aldeas en siete kilómetros a la redonda se derrumbaron como un castillo de arena tras el terremoto del pasado viernes. Hay que partir de cero para volver a darles vivienda a estas gentes humildes que viven principalmente del cultivo de dátiles. El presidente Mohamed Jatamí aseguró que pondrán bajo control de una ONG la reconstrucción de la zona, pero existe un temor generalizado a que, como en casi todo el país, las viviendas se levanten sin tener en cuenta que Irán está situado sobre tres placas tectónicas en continuo movimiento, lo que exige, como en el caso de Japón, que se construya con materiales y normas resistentes a los terremotos y no como en Bam, con adobe y ladrillo y sin cimientos.

Bam es ahora una ciudad fantasma. Retirados sus muertos y obligados los supervivientes a trasladar sus tiendas a las afueras, el Ejército iraní la cerró a cal y canto para evitar saqueos y epidemias. Decenas de camiones retiran los escombros y dejan a su paso una inhóspita planicie vacía. Las tareas de rescate se dieron oficialmente por concluidas el miércoles.

El número de víctimas mortales es muy confuso. Según Jatamí, podría llegar a los 40.000, pero ni siquiera en el cementerio de Bam saben con certeza a cuántos han enterrado. "Entre 17.000 y 26.000", dice uno de los militares colocados al frente del campo santo, que se ha extendido por las arenas del desierto de Dast e Kavir. "Los dos primeros días los cadáveres se alineaban en las calles, se les recogía en furgonetas y se les enterraba en fosas comunes", señala. "Van a mandar expertos para tratar de identificarlos. Hay familias enteras muertas".

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"La actuación del Gobierno y el pueblo iraní ha sido ejemplar. La rapidez con que han sido evacuados 10.000 heridos a distintos hospitales del país es sorprendente. Hasta ahora no se merecen más que alabanzas. El problema está en la reconstrucción. Irán no debe permitir, de ninguna de las maneras y por mucho que cueste, que se construya en Bam sin medidas contra los terremotos", afirma Kart Schuler, portavoz de Cooperación Internacional de la Cruz Roja suiza.

El Gobierno iraní y la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU han acordado instalar a los supervivientes del terremoto en tres grandes campamentos, de unas 600 tiendas cada uno. Con ello se pretende facilitar el acceso de toda la población a los servicios médicos y sanitarios, además de escolarizar a los niños. En la capital provincial, Kerman, fueron acogidos 1.200 niños que han perdido a sus padres.

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