Por Bracons o por....
El debate que está generando la construcción del túnel de Bracons comienza a trascender el ámbito local, en el que muchos lo habían querido mantener. Enhorabuena, el tema se lo merece. Ya sea debido al clientelismo local o a las consignas de alto nivel, se había intentado mantener este conflicto a raya. Los intereses que están en juego han aconsejado un silencio bien poco democrático.
¿Qué culpa tienen los ayuntamientos si su financiamiento depende casi exclusivamente de las licencias y los contratos de obras? ¿Qué culpa tienen las constructoras que tienen que velar por su contribución al PIB y por su plena ocupación? ¿Problemas de sistema, como dirían los americanos? ¿O es que tal vez alguien piensa que el túnel de Bracons es tan funcional que no admite ninguna alternativa, como siempre se ha querido hacer creer desde algunas instancias?
El debate sobre la construcción del túnel de Bracons pone de manifiesto la falta absoluta de transparencia y participación democrática en un proceso de decisión pública. Si esta decisión tuviera efectos reversibles o muy discretos, tal vez ahora no estaríamos hablando de ella; pero se da el caso de que el proyecto del Eje Vic-Olot por Bracons tiene un impacto de primera magnitud sobre el patrimonio ambiental, cultural y social de Cataluña. Es decir, podría convertirse en un verdadero Prestige premeditado si no se paran inmediatamente las obras.
