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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¡También nos mordió Pablo de los Santos!

Sintiéndonos igual de doloridos que el futuro alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, cuando declaraba el domingo 1 de junio en EL PAÍS: "He querido llevar al PA de la mano y me ha mordido", la sección de aficionados de atletismo del Club San Pablo de Sevilla quiere expresarle nuestra solidaridad al haber sufrido el mismo dolor con el mordisco que le dio el ex concejal de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla Pablo de los Santos a las carreras populares.

Los aficionados al atletismo que solíamos participar en las carreras populares organizadas por el Ayuntamiento, que llenábamos las calles de Sevilla con la sana intención de mantenernos en forma y de paso prestigiar y popularizar las carreras, y por extensión a Sevilla, como forma saludable de pasar las mañanas de domingo, tuvimos que practicar nuestro querido deporte en otros pueblos y ciudades donde no nos topáramos con un celoso lebrel del neocapitalismo, que nos mordió en nuestra dignidad al querer rentabilizar la inversión que realizaba el Ayuntamiento en salud y prestigio, haciéndonos pagar tres miserables euros para poder participar en las competiciones. Evidentemente, con la edad que tenemos la mayoría de los practicantes de este deporte la ridiculez económica no era el problema.

Señor alcalde: los aficionados de los clubes de atletismo creo que hemos castigado a Pablo de los Santos no votando al PA, para así cambiar la política deportiva del Ayuntamiento. Lo que le pedimos es poder participar en las carreras populares con la misma afluencia de antes y desde aquí nos ofrecemos para participar en la organización de las mismas con la experiencia que nos avalan los años que llevamos practicando esta afición. Elija bien al concejal de Deportes, que sea dialogante y abierto a la participación, desde aquí le volvemos a ofrecer la mano extendida, por favor, que no nos la vuelvan a morder.

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