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IMPULSO A LA ECONOMÍA EUROPEA

El BCE baja los tipos al mínimo de 50 años

El recorte de medio punto hasta el 2% no consigue frenar la escalada del euro

El Banco Central Europeo (BCE) confirmó ayer las expectativas y redujo en medio punto, del 2,5% al 2%, el tipo de interés para la zona euro. De esta manera, el precio del dinero queda en su nivel más bajo desde la II Guerra Mundial en cualquiera de los 12 países que hoy componen la unión monetaria. El presidente de la autoridad monetaria, Wim Duisenberg, justificó la decisión, que conducirá a créditos bancarios más baratos y reducirá el endeudamiento de particulares y empresas,con la reciente reducción de las presiones inflacionistas y la necesidad de dar un empujón a la renqueante actividad económica en la zona euro.

La decisión fue tomada "rápidamente y con un amplio consen-so" del consejo de gobierno del BCE, según afirmó Duisenberg en una posterior rueda de prensa. Una rara unanimidad acerca de lo que había que hacer, de hecho, era evidente incluso fuera de este grupo de banqueros centrales: en las últimas semanas, muchos jefes de Gobierno, varios organismos internacionales y expertos habían instado a una rápida reducción del precio del dinero.

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El mismo Duisenberg, el pasado martes, había dado a entender claramente en Berlín que la autoridad monetaria se aprestaba a una bajada de tipos posibilitada por la caída de los precios. Más que avisados, los operadores de los mercados financieros ya desde ayer por la mañana negociaban tipos de interés futuros en torno al 2%.

Perspectivas tenues

La última reducción del precio del dinero, un 0,25%, se produjo el pasado 6 de marzo, cuando aún no se sabía cuánto duraría y qué efectos tendría la guerra en Irak. Resuelta esta incógnita -la guerra fue corta y no tuvo mayor impacto económico-, el BCE se topa ahora con que, pese a este alivio, "las perspectivas de crecimiento siguen siendo muy tenues", según dijo Duisenberg ayer. Después de que países como Alemania, Italia y Holanda anunciaran una contracción económica en el primer trimestre y Francia se salvara por lo pelos de la recesión, Bruselas confirmó ayer que el conjunto de la zona euro no creció en absoluto los tres primeros meses del año.

Los gobiernos de Alemania, Francia e Italia no pudieron más que aplaudir la decisión del BCE, considerando que a estos países les viene de perlas. El canciller alemán, Gerhard Schröder, afirmó que el banco había mandado "una señal correcta" dada la actual situación económica y que "dentro de su independencia, el BCE ha hecho lo que la economía precisaba", añadiendo que la medida "tendrá un impacto positivo sobre el cambio entre el dólar y el euro y favorecerá a las exportaciones".

El BCE presentará su proyección macroeconómica de la zona euro dentro de una semana. Sin soltar prenda, Duisenberg adelantó que la autoridad monetaria ha tenido que revisar "significativamente" su estimación de crecimiento para este ejercicio, del 1%. También los precios han comenzado a caer. Tras recordar que Bruselas ha estimado en un 1,9% la inflación en mayo, Duisenberg predijo que los precios seguirán "en torno al 2%" este año y seguirán cediendo, otra vez "significativamente", en 2004.

Desde hace un mes, cuando revisó su estrategia monetaria, el principal cometido del BCE es mantener la inflación "cercana" aunque "por debajo del 2%". Esta meta, evidentemente, ya no corre ningún peligro: la reciente apreciación del euro y la recobrada estabilidad de los precios del petróleo hacen más baratas las importaciones, lo que, a su vez, tiene un efecto benéfico sobre la inflación, según reiteró Duisenberg. La caída de los precios a la importación es una de las razones por las cuales la bajada de tipos puede ser digerida incluso por economías con una inflación más alta de la media, como la española, donde el IPC todavía se situó en un 3,1% en abril.

Al mismo tiempo, el euro fuerte es peligroso para economías exportadoras. Duisenberg admitió que la apreciación de la moneda única perjudicará la competitividad, pero se mostró confiado de que este efecto se pueda compensar con un aumento de las ventas, a su juicio posibilitado por la próxima reactivación de la economía internacional. La actual cotización del euro -cercana e incluso superior a su lanzamiento, en enero de 1999- además, corresponde "a la media histórica" de la paridad entre las monedas europeas y la divisa estadounidense.

Esto, sin embargo, no tiene por qué seguir así, y de hecho, en el mercado de divisas están circulando ya muchas apuestas que sitúan al euro en torno a los 1,30 dólares o incluso por encima para los próximos meses. Ayer mismo, en medio de movimientos especulativos, la moneda única se disparó un más del 2% hasta 1,1889 dólares, un precio alto pero inferior al máximo de 1,1915 registrado el jueves de la semana pasada. Eso explica también que fuera la Bolsa de Francfort la que más perdió (el 1,31%) en una jornada de números rojos generalizados.

Una de las razones de la bajada era reducir el diferencial con Estados Unidos. Al menos hasta su próxima reunión del 25 de junio, la Reserva Federal mantiene en un 1,25% su tipo director. Los inversores apuestan por aquella moneda que les ofrece tipos más altos, por lo que la decisión de ayer debería contrarrestar la apreciación del euro. Por eso, mucho dinero se fue ayer de las bolsas (todas cerraron con ligeras pérdidas) hacia el mercado de divisas.

Pese a que el precio de dinero ya esté en mínimos, la posibilidad de nuevas reducciones no se descarta: "Si EE UU tiene margen de maniobra, os podréis imaginar que nosotros no hemos agotado el nuestro", dijo, en alusión a un posible nuevo recorte en EE UU. El BCE ha hecho lo suyo para echar un cable y ahora es el turno de los gobiernos, "cumplir lo que han prometido" en materia económica.

Duisenberg, durante la conferencia de prensa de ayer en la sede central del BCE en Francfort.
Duisenberg, durante la conferencia de prensa de ayer en la sede central del BCE en Francfort.EPA

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