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Suiza permite el suicidio asistido de una pareja sin enfermedad terminal

Una pareja británica decidió poner fin a sus vidas el pasado 1 de abril mediante un suicidio asistido en Suiza pese a no padecer enfermedades terminales, según aseguran sus familiares. Robert Stoke, de 59 años, padecía epilepsia y depresión. Su mujer Jennifer, de 53, tenía diabetes y artritis. "Fue una decisión meditada porque habían programado su funeral", explicó la hermana de la fallecida al diario Daily Mail, que se mostró muy sorprendida por lo acontecido.

En el Reino Unido la asistencia al suicidio está prohibida, y puede conllevar una pena de 14 años de cárcel. La pareja buscó ayuda en Suiza. Allí la asociación Dignitas ayuda a morir a enfermos terminales. El matrimonio falleció tras ingerir una fuerte dósis de barbitúricos. Dignitas se negó ayer a hacer comentarios en relación con este caso. Desde su fundación en 1998 esta asociación ha ayudado a morir a más de 150 personas, unas cien de ellas extranjeras. En Suiza no está penado ayudar a una persona a suicidarse de forma desinteresada. La Voluntary Euthanasia Society criticó ayer al Gobierno británico por no tener una ley que permita la asistencia al suicidio, porque con ello fomenta el "turismo del suicidio".

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