Holanda recuerda el colorido frenético de Van Gogh en una doble exposición
Un "museo imaginario" abre los actos del 150º aniversario del nacimiento del pintor
El próximo 30 de marzo se cumplen 150 años del nacimiento de Vincent van Gogh, uno de los tres pilares, junto a Cézanne y Gauguin, de la pintura del siglo XX. A lo largo del año, Holanda, Bélgica y Francia dedicarán exposiciones y seminarios al posimpresionista y precursor del expresionismo que fue Van Gogh. La fiesta empezó ayer con la apertura de una gran exposición, El museo imaginario de Van Gogh, en la que, a través de más de 200 obras, se recrea lo que hubiera sido su colección ideal a partir de lo que manifestó en la correspondencia que mantuvo con su hermano Theo.
Aunque en vida sólo logró vender un cuadro y leer una minúscula reseña de su obra, inmediatamente después de su muerte, en 1890, Vincent van Gogh empezó a conseguir el reconocimiento de la crítica mundial hasta lograr que su obra batiera récords de ventas en las grandes subastas del mundo. La conmemoración del 150º aniversario que ahora se celebra es un nuevo pretexto para contemplar la obra de este gran revolucionario de la pintura. El Museo Nacional Van Gogh de Amsterdan y el Museo Kröller-Müller, situado en el parque nacional de Hoge Veluwe, a 70 kilómetros de dicha ciudad, han sido las dos primeras instituciones en dar una nueva oportunidad para contemplar la obra de uno de los artistas más populares de la historia.
El museo imaginario. La selección de Vincent es el título de la exposición abierta ayer al público en Amsterdam. Casi 200 pinturas, un centenar de grabados y decenas de dibujos describen los cimientos sobre los que Van Gogh construyó sus obras. Cada uno de los cuadros que integran la muestra fue mencionado en alguna de las numerosas cartas escritas por él, especialmente a su hermano menor, Theo.
Esos cuadros a los que hace referencia el artista holandés constituyen, por otra parte, una reducida versión de la historia del arte. En esas cartas cita 1.100 piezas. Unas le sirvieron para inspirarse y otras para definir por dónde no debía de ir nunca. El catálogo de la exposición reproduce la referencia exacta a la obra incluida en las cartas.
Además de Rembrandt, Rubens, Delacroix, Gauguin, Pissarro, Breton o Hals, se incluyen piezas maestras del siglo de oro holandés. Junto a estas obras de referencia para Van Gogh, se mezclan una veintena de óleos del artista holandés que han sido poco expuestos y que proceden en su mayor parte de colecciones particulares.
Sus gustos
La exposición recoge el desarrollo de los gustos del artista desde los 16 años, cuando empieza a trabajar como dependiente en una galería de arte de La Haya, hasta su muerte, el 29 de julio de 1890, dos días después de dispararse un tiro en el pecho.
Las obras que le fascinan en su etapa de trabajador en la galería están siempre inspiradas en el amor al prójimo y en la naturaleza. Son sus años de sentimientos profundamente religiosos, específicamente protestantes. El sembrador, de Jean-François Millet, recreado después por Van Gogh, es una de las piezas claves de esta etapa, en la que también admira a Josef Israëls y Antón Mauve.
Tras su breve experiencia como enseñante en el Reino Unido, el pintor vuelve a la casa paterna decidido a llevar una vida de servicio pleno a Dios. Son ya sus primeros momentos como pintor en serio, aquellos en los que descubre el color de las obras de Delacroix sin haberlas contemplado en directo. Después, su admiración se centraría en Rubens, Franz Hals y, sobre todo, Rembrandt. Su versión de Los comedores de patatas es, según muchos estudiosos, su primera gran obra maestra. En ella plasma la terrible pobreza y vida miserable de los campesinos.
En su posterior estancia en París puede comparar directamente el arte de los que consideraba viejos maestros, como Monet y Pissarro, frente a otros más jóvenes, como Seurat, Gauguin o Bernard. Inspirado en La cafetera azul, de Émile Bernard, se exhibe Naturaleza muerta con cafetera, uno de los bodegones más sorprendentes y menos conocidos de Van Gogh, propiedad de un particular que esta vez ha aceptado prestar la obra. Tres raras versiones de campos de girasoles completan este apartado
Sus pinturas de inspiración japonesa ocupan una parte importante de la exposición. La pasión que sentía por el arte y la naturaleza alcanzan su máxima expresión en estos trabajos. Buscador permanente de consuelo a través de la creación artística, éste es el momento de su vida en el que parece sentirse más tranquilo.
Después vendrían los paisajes de violentas tempestades y noches tormentosas pintados cuando sus depresiones iban y venían sin reposo. La realidad era ya para él su único modelo y fuente de inspiración.
La colección de la oniómana
Los diccionarios médicos definen a los compradores compulsivos como oniómanos. Si en la mayoría de los mortales esta obsesión termina con tratamiento psiquiátrico, en el caso de Helene Kröller-Müller, el problema ha tenido un final feliz cuyo resultado es uno de los museos de arte contemporáneo más bellos y sorprendentes del mundo.
Situado en medio de un parque natural, a unos setenta kilómetros de Amsterdam, el museo tiene como plato fuerte la segunda colección de Van Gogh más importante, después de la del Museo Nacional de Amsterdam, y una selección de artistas contemporáneos entre los que se encuentra una docena de obras de Juan Gris y cuatro espectaculares picassos.
Helene Kröller-Müller empezó a comprar arte a principios de siglo. No fue Van Gogh uno de sus primeros favoritos, pero poco a poco su admiración por el artista fue creciendo y en un solo día volvió a casa con siete nuevos óleos de Van Gogh. Todas sus comprasse exponen ahora por su año de adquisición.
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