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Reportaje:LUIS SALOÑA SAGREDO | ARQUITECTURAS

Padre de las casas de los 50 y 60

La expansión urbanística del Gran Bilbao en los años 50 y 60 del siglo pasado es una de las características fundamentales de lo que hoy es una metrópoli de más de un millón de habitantes. Ese cambio de paisaje y de formas de vida en la villa y sus localidades cercanas no fue posible sin la construcción de miles de viviendas para aquellos que acudieron hasta la ría del Nervión en busca de lo que creían que iba a ser una vida mejor que la que dejaban atrás. Autor de una parte significativa de estas nuevas edificaciones es Luis Saloña (Portugalete, 1925), que acaba de recibir la medalla de oro y diamantes del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN).

Saloña ha firmado más de 8.000 viviendas, tanto individuales como colectivas. Un trabajo que ahora se considera ingente pero que el propio arquitecto gusta de situar en su verdadera dimensión. "Cuando comencé a trabajar, después de titularme en la Escuela Superior de Barcelona en 1952, en Bilbao no había más de 50 arquitectos en ejercicio. Y, al mismo tiempo, la demanda de viviendas era inmensa; todos trabajábamos a ese ritmo; hoy día, el número de arquitectos en Vizcaya se ha multiplicado por diez".

Lo que sí recuerda es que en aquellos años confusos, la nula ordenación urbanística convivió con la desaparición del propietario de casas de pisos para alquilar. "Recuerdo cómo en una clase en la Universidad, los compañeros de Bilbao resolvíamos la cuestión económica de un edificio desde la venta de pisos, algo que sorprendía a los profesores de Barcelona, todavía acostumbrados a las casas de renta", recuerda Saloña. Aquello supuso la aparición del promotor.

"Había mucho promotor que no tenía derecho a serlo", comenta quien ha tratado con un buen número de ellos. La expansión inmobiliaria acompañada de la consideración de la propiedad de la vivienda como un ascenso social llevó a esa especulación tan característica de los años 60. "Cualquiera podía ser promotor, se tenían unos ahorros y se pedía un crédito al banco, y a vender pisos. Esta es una de las razones principales de la baja calidad de las casas de entonces", explica quien es autor de, entre tantas, de las viviendas en el muelle de Churruca en Portugalete, junto a la Escuela Náutica (1971).

Después de todo este tiempo de ejercicio de la profesión, Luis Saloña cita a los Amann, Smith, Aguinaga como algunas de sus referencias. Se reconoce como un arquitecto de oficio, que se atiene a las necesidades del cliente: "Te encuentras con un solar, un presupuesto y unos requisitos. Se trata de construir un edificio que responda a esas premisas, tampoco hay mucho margen de maniobra".

Esto no quiere decir que las casas de pisos sean un género menor. "Evidentemente, hoy en día se celebran los grandes edificios públicos, pero ya se hablará de los rascacielos que se van a construir", recalca, en clara referencia a las próximas construcciones en Uribitarte y Abandoibarra. Y es que Bilbao ha cambiado mucho en estos años. "A mejor, sin ninguna duda, aunque hay algunas modificaciones que creo son un retroceso, como la peatonalización de la Gran Vía o la recuperación del tranvía. Esto último sí que es una gran barbaridad".

APUNTE

"La mejor ciudad es aquella que sabe combinar la vivienda, los comercios y las zonas verdes, como Londres", comenta Luis Saloña. Algo que no se encuentra al completo en ese Indautxu bilbaíno en el que vive. Quizás por ese aire británico que algunos le dan al Ensanche de la capital, ya que la capital inglesa es una de las principales referencias de este arquitecto.

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