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De la cooperación al servilismo

Los grandes operadores turísticos han tenido una influencia directa en la capacidad tecnológica desarrollada por los hoteleros valencianos, singularmente en Benidorm. Los frutos de esa cooperación con los hoteleros locales son evidentes, según apunta el sociólogo José Miguel Iribas, que ilustra la situación con un dato. La facturación por plaza hotelera en los hoteles de Benidorm arroja una media de 160.000 euros cada año. En Barcelona ronda los 125.000, no llega a 117.000 en Madrid y apenas alcanza una media de 42.000 en Baleares. 'Eso es tecnología', explica Iribas, que es precisamente la aportación de los grandes operadores al negocio de los hoteleros.

Las cocinas de los grandes hoteles de Benidorm calculan al milímetro las necesidades de despensa de acuerdo con la nacionalidad de los clientes, al punto de estimar las lentejas que consumen los holandeses o los litros de leche que toman los británicos. Esa tecnología la aportaron en su día los grandes operadores.

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Pero ahora empiezan a cambiar las tornas. 'Los operadores se han adaptado con mayor facilidad a los tiempos', reconoce Pere Joan Devesa, presidente de Hosbec, para explicar la concentración horizontal y vertical del negocio de ventas de viajes turísticos en muy pocas manos.

Pero Iribas apunta otras razones para explicar cómo los hoteleros valencianos corren el riesgo de pasar de la cooperación al servilismo frente a las grandes empresas que controlan los movimientos de turistas europeos, en conjunto, en torno a 35 millones de turistas que visitan España.

Según el sociólogo, 'los hoteleros de Benidorm han estado obsesionados con desbancar a los de Baleares a través de una guerra de precios'. La estrategia ha dado sus frutos. Incluso les ha permitido elevar sus tarifas 'un 7% este año y un 6% en 2001', según Iribas.

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Pero otras estrategias para fomentar la cooperación permitirían ahora a los hoteleros valencianos afrontar con mayor masa crítica las duras negociaciones de las próximas campañas con los grandes operadores europeos.

Los hoteleros de Benidorm, de momento, no pueden quejarse. Los datos de ocupación durante el pasado mes de agosto fueron dos puntos inferiores a los registrados el año anterior, pero la estadística es engañosa, porque la oferta de plazas aumentó un 14%. 'En términos reales', comenta Iribas, 'el negocio creció un 12%'. Además, durante el mes de septiembre se superaron todas las expectativas de ocupación sobre el año anterior.

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