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Una muerte entre el robo y la religión

La policía baraja varios móviles en el asesinato en Pakistán del científico español que buscaba al 'hombre de las nieves'

Jordi Magraner tenía dos pasiones: el Yeti, el hombre de las nieves, que buscaba desde hace más de 10 años, y los kalash, una tribu paquistaní. Este investigador español, que nació hace 43 años en Casablanca, murió degollado el fin de semana en su casa en la región de Chitral, al noroeste de Pakistán. La policía detuvo ayer a seis sospechosos, 'que habitan todos en la región', afirmó la policía local a la agencia France Presse.

Las circunstancias de la muerte de Magraner, hijo de un republicado español exiliado en Marruecos y luego en Francia, no están claras. 'Lo único que se sabe con certeza es que ha sido asesinado. La fecha no es segura. Fue un amigo paquistaní, que es como un hermano, quien nos llamó el domingo para avisarnos', explicó ayer Andrés, el hermano menor.

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La familia, que vive en la ciudad meridional francesa de Valence, pidió la repatriación del cadáver a Francia, pero 'nos han advertido que ya es muy tarde, porque ya está casi descompuesto. En Pakistán no tienen cámaras frías', asegura Andrés, que trabaja en una fábrica de embalajes. Magraner había expresado el deseo de que lo enterraran según los ritos de la tribu kalash, con la que convivía, salvo que su familia dispusiese lo contrario.

Junto a Magraner murió también degollado un criado paquistaní de 13 años. Tenía además otros dos empleados, uno de ellos afgano, Asif Alí, de 20 años, que ha desaparecido. La policía detuvo a un tercer empleado, un paquistaní de 20 años.

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Se barajan varias hipótesis para explicar el crimen. Las autoridades locales manejan la del robo. La Oficina de Información Diplomática de España (OID) apunta también en esta dirección. Según la agencia France Presse, desaparecieron un ordenador y un teléfono satélite que pertenecían a Magraner. Esto indica también que el robo podría haber sido el motivo criminal.

En cambio, Ivan Ineich, profesor de Magraner durante dos años en el Laboratorio Zoológico del Museo francés de Historia Natural, cree que se trata de 'un asesinato por razones de fanatismo religioso'. Magraner 'se había implicado mucho en los problemas de los kalash amenazados y les defendía', declaró el científico en París. Magraner conocía el idioma, las costumbres y 'estaba muy integrado', hasta el punto de que vestía como los naturales del país.

Los kalash, asentados en 'una zona montañosa muy pobre', son 'una minoría no musulmana, y eso puede haber influido' en el crimen, admitió Andrés Magraner, que visitó a su hermano en Pakistán poco antes del 11-S. Los kalash 'no han cambiado de modo de vida desde la Edad Media. Se han mantenido lo más cerca posible de la naturaleza. Jordi estaba encantado de ver gente al lado de un pasado que seguía aún vivo'.

En un primer momento se acusó a Magraner de predicar el cristianismo. Algunos vecinos se quejaron y le pidieron que abandonara la región, según Sultan Shah, un policía citada por la agencia France Presse: 'Le habían aconsejado abandonar la región por su propia seguridad'. Familiares y amigos de Magraner rechazan por completo esta hipótesis: 'Es un disparate. Él no era creyente', asegura Ineich. 'Seguro que mi hermano no se metía en lo religioso. Eso de cristiano, nada, no es su tema', desmintió también Andrés.

Magraner se autodenominaba 'jefe de las expediciones en el norte de Pakistán de 1988 a 1990' en la página web dedicada a la búsqueda del mítico Yeti. Su 'Instituto Virtual de Criptozoología', una ciencia que se ocupa de los animales desconocidos, recoge, además de bromas en torno al tema, el 'último testimonio esbozado' por Magraner, el dibujo de un barmanu, observado en 1994 en Pakistán, definido como uno de esos 'hombres salvajes y peludos'. Magraner viajó a Afganistán por sus investigaciones y colaboraba con el Museo francés de Historia Natural. Hace un par de años, publicó en una revista ciéntifica un estudio sobre los sapos de Pakistán, según Ineich.

La financiación de sus expediciones se hacía cada año más difícil, sobre todo tras el 11-S, declara su hermano, y opina que 'Pakistán es más peligroso ahora'.

La Asociación Trogloditas creada por Magraner, cuya sede es la propia casa familiar de Valence, sobrevive por los donativos de amigos y familiares, gracias a conferencias, venta de folletos y artículos. La situación económica resulta 'difícil', según Andrés. Para comunicarse por correo electrónico con Jordi tenían que recurrir al ordenador del despacho de una de sus hermanas.

La familia de Magraner estaba ayer sumida en la falta de información Su hermano aseguró que lo que más le dolía era no tener su cuerpo.

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