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1.000 peticiones para que la ONU investigue a los desaparecidos

Carlos E. Cué

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica no se conforma con localizar y abrir algunas fosas en el Bierzo, gracias a la colaboración de los ayuntamientos. Quiere que esta idea se extienda a toda España. Las atrocidades cometidas durante la guerra civil han dejado las cunetas sembradas de cadáveres. Y en los pueblos, donde todo se sabe y nada se olvida, la gente sabe la ubicación exacta de las fosas.

Por eso la asociación se ha puesto en contacto con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos para que este organismo reclame a España que busque a sus desaparecidos. A ello le obliga un acuerdo que firmó en 1992. La asociación ha hecho un llamamiento para que todo aquél que tenga un familiar desaparecido en la guerra pida a la ONU que le ayude. A su apartado de correos (número 7 de Ponferrada. 48.400. León) y por internet (www.memoriahistorica.org) han llegado ya más de 1.000 peticiones, según explica Santiago Macías, que se está encargando de reunirlas.

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Pero la gente no envía sólo los datos. Cada sobre está repleto de fotografías, documentos históricos, y sobre todo cartas donde los familiares explican la forma terrible en que murieron sus desaparecidos. Y cuentan otras cosas, de cómo se vivió la guerra en sus pueblos, de los extraños recorridos de cada uno de ellos. Un trabajo que los historiadores no pueden hacer y que concluirá problablemente en un libro que explique la guerra vivida desde los recuerdos de los viejos en los pueblos.

La práctica totalidad de las fosas que se conocen son de combatientes republicanos. Porque las de los franquistas fueron abiertas durante la posguerra para dar digna sepultura a los fusilados de ese bando. En muchos pueblos incluso se conservan las lápidas que homenajeaban a estos hombres.

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