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Bélgica se convertirá en el segundo país del mundo en legalizar la eutanasia activa

Los enfermos incurables, y no sólo los terminales, podrán acogerse a la nueva legislación

Gabriela Cañas

La Cámara de Representantes de Bélgica se dispone a votar entre hoy y mañana y, casi seguro, a aprobar un proyecto de ley que convertirá a este país de 10 millones de habitantes y de mayoría católica en el segundo del mundo en despenalizar y regular la eutanasia. Holanda fue la pionera. La ley belga entraría en vigor tres meses después de ser publicada en el boletín oficial, lo que quiere decir que podrán acogerse a ella enfermos terminales y enfermos con una dolencia incurable antes de que termine el año. Los grupos flamencos recurrirán contra la ley al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

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Los cristianos flamencos son el grupo político que con más virulencia se ha pronunciado contra el proyecto gubernamental, que en octubre obtuvo ya el visto bueno del Senado, y han anunciado que, de aprobarse la ley, recurrirán ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. La oposición critica, en general, que la ley belga permita la eutanasia activa también en enfermos incurables. 'Debería ser aplicable sólo en casos de fase terminal', dijo ayer en el debate parlamentario el socialcristiano Joseph Arens.

Socialistas, liberales y verdes, que forman la mayoría parlamentaria y están coligados en el Gobierno federal, apoyan este proyecto, que en el Senado obtuvo 44 votos a favor frente a 23 en contra y dos abstenciones. En la votación de la Cámara baja se espera una proporción de votos similar para un proyecto que permitirá a los que sufran una enfermedad incurable obtener la ayuda de un médico para poner fin a su vida. 'Es una ley que viene a suplir la ausencia de libertad respecto a un derecho fundamental: la propia muerte', dijo ayer el liberal Daniel Bacquelaine.

Los médicos belgas que ayuden a morir a los enfermos que deseen acogerse al nuevo derecho a la eutanasia no cometerán infracción alguna, como ocurre ahora en casi todos los países del mundo. Los ciudadanos podrán, además, acogerse a un 'testamento vital' cuya validez será de cinco años. La ley especifica todas las condiciones en que debe llevarse a cabo la eutanasia y que son más restrictivas en el caso de que el enfermo que demande la eutanasia no se encuentre en fase terminal.

'Enfermedad sin salida'

Los médicos deberán cerciorarse de que la petición del paciente es voluntaria, fruto de la meditación y en ningún caso de la presión exterior. El paciente debe padecer una 'enfermedad sin salida' que le produzca un sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable. El facultativo deberá consultar a un colega para que certifique la situación del enfermo. Este segundo médico deberá ser independiente del médico y del paciente. En caso de que no se trate de un enfermo terminal, será necesaria la opinión de un tercer especialista.

El texto prevé plazos concretos para que todas las decisiones sean meditadas. Una comisión de control y evaluación formada por médicos, juristas y expertos en enfermedades incurables comprobará posteriormente si los procedimientos han sido respetados. 'Yo me abstendré porque se da demasiada responsabilidad a los médicos, se incluye a los enfermos no terminales y se abre la posibilidad de acogerse a la eutanasia por sufrimientos sólo psicológicos', explicó ayer en el rotativo La Libre Belgique la liberal flamenca y médico Yolande Avontroodt.

Una encuesta demostró el año pasado, sin embargo, que el 72% de los belgas está a favor de la eutanasia y una investigación aseguraba que en los hospitales se falsifican con frecuencia las fechas de los decesos, en lo que puede ser el ocultamiento de eutanasias en la sombra sin regulación ni garantías. Sin embargo, la eutanasia activa es un asunto tabú fuera del pequeño territorio europeo que forman Holanda y su vecina Bélgica. Italia, Alemania, Suecia, Noruega, Grecia, Turquía y Dinamarca, por ejemplo, prohíben expresamente la eutanasia activa, lo que asimilan en ocasiones al homicidio. El Código Penal español de 1995 ya no considera la eutanasia como un homicidio, pero prevé penas de cárcel en el caso de que haya eutanasia o suicidio asistido.

En Bélgica, un país de profunda tradición católica, el debate de la eutanasia, tras más de dos años de trabajo legislativo, ha despertado una importante polémica social. La ministra federal de Sanidad, Magda Aelvoet, del partido verde flamenco, que ha promovido este proyecto, ha destacado el hecho de que el Gobierno belga haya enviado al Parlamento esta ley junto a otra norma sobre cuidados paliativos que garantiza dichos cuidados a todo enfermo incurable, al margen de su situación socioeconómica. Esta segunda norma fue aprobada por unanimidad, salvo una abstención, en el Senado el pasado octubre.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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