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Entrevista:RICARDO LAGOS | Presidente de Chile | LA CUMBRE UNIÓN EUROPEA-AMÉRICA LATINA

'Chile es un campo de despegue para los inversores europeos'

El acuerdo comercial, político y de cooperación que será suscrito por Chile y la Unión Europea se presenta como el mayor logro de la política exterior chilena en 12 años de democracia. Economista y abogado, el presidente de Chile, el socialista Ricardo Lagos, de 64 años, asistirá a partir del viernes a la cumbre entre América Latina y los Quince. El acuerdo ratifica a Europa como el primer socio comercial de su país.

En el pequeño muelle de la caleta pesquera y turística de Tongoy, 410 kilómetros al norte de Santiago, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, explicó el pasado martes a unos 300 trabajadores el significado del acuerdo que el país logró con la Unión Europea, cuyo protocolo será suscrito el próximo viernes durante la cumbre UE-América Latina en Madrid. Les decía que los ostiones (vieiras) que envíen a Europa no pagarán arancel, mientras hoy pagan el 2,8%. Les recordaba también que el progreso tiene precio: en Tongoy pueden exportar a Europa porque el océano no está contaminado, para lo que fue necesario invertir en saneamiento, y porque ellos se capacitaron.

Durante una entrevista con EL PAÍS mientras volaba en un pequeño avión hacia Tongoy, Lagos analizó las implicaciones para Chile del acuerdo con la UE, que ratifica a Europa como primer socio comercial del país.

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Pregunta. ¿Qué significa para Chile este acuerdo?

Respuesta. Es la culminación de un largo proceso de aproximación entre Chile y Europa, en el que influyen el nivel de apertura de la economía chilena, una común identidad de valores, las normas democráticas, respeto a los derechos humanos y también algo muy importante: el grado de cohesión social que ha logrado Europa, esencial para cualquier país que quiere ser competitivo. El acuerdo en torno a estos valores y visiones compartidas es la culminación de un proceso grande, que abre una etapa distinta de cooperación entre Chile y Europa.

P. ¿En cuánto estima el impacto potencial del acuerdo cuando opere a plenitud?

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R. Es muy difícil medirlo en cifras. Sin embargo, los niveles de apertura y acceso que hemos tenido al mercado europeo en cada rubro nos permiten niveles de crecimiento de alrededor del 20%, 25% y a veces 30% en determinados bienes y servicios que exportamos y, en consecuencia, Europa se reforzará mucho más como el principal socio comercial de Chile.

P. ¿Consiguió Chile todo lo que quería o debió ceder mucho en la negociación?

R. Toda negociación implica ceder. Hay elementos respecto de los cuales a uno le hubiese gustado que las cosas fueran un poquito distintas, pero lo mismo pueden decir nuestros amigos europeos. Lo importante es que, como dijo muy bien el comisario [europeo de Comercio] Pascal Lamy, fue un acuerdo de cuarta generación plus, que tiene que ver con el tipo de elementos que se incorporaron, inéditos y muy novedosos, y que servirá de ejemplo para otro tipo de acuerdos.

P. ¿Están las empresas chilenas a la altura de la mayor competencia que viene? Un senador advertía que al jugar en las ligas mayores se corre el riesgo de hacer un papelón...

R. Chile se ha preparado durante largo tiempo. Por ejemplo, al exportar más carne es porque también se reconoce que este país durante 15 años ha estado libre de aftosa, y se exporta también una preparación previa. El país es reconocido por su seriedad en las políticas económicas, monetarias, los niveles de apertura. Sin embargo, quisiéramos que Chile fuera reconocido por nuevos méritos: la calidad de vida que tenemos, un sistema de telecomunicaciones moderno, infraestructura mucho mejor que antes, un nivel de delincuencia relativamente bajo estándares internacionales. Hemos mejorado los niveles de cohesión social a través de una reforma al código del trabajo, establecimos un seguro de desempleo que empieza a activarse este año. Estos nuevos méritos nos permiten enfrentar lo que viene. Sin duda, tenemos desafíos como mejorar mucho más la cohesión social del país.

P. ¿Habrá señales específicas para la inversión extranjera respecto de los sectores a los que Chile prefiere que llegue?

R. En la práctica no discriminamos. Pero creo que crecientemente los inversionistas se vendrán a instalar para tener aquí una especie de campo de despegue hacia otros países de América Latina. En ese sentido, tenemos muchas tareas. Espero que este año podamos tener novedades respecto a tres o cuatro países europeos, entre ellos España, para avanzar en los acuerdos de doble tributación. Acá hay un buen clima de negocios y costos relativamente bajos de producción. Cuando un europeo llega a Chile, también llega a México, porque tenemos un acuerdo de libre comercio con ese país, y a Canadá, con quien también tenemos un acuerdo, y con los acuerdos de complementacion económica está llegando a Argentina, a Brasil y a otros países de América Latina. Chile no son sólo 15 millones de habitantes, excluida Europa, tenemos acuerdos con países que suman más de 300 millones de personas.

P. ¿Cómo incide el acuerdo con Europa en el lento ritmo de las negociaciones de Chile con EE UU para el Tratado de Libre Comercio?

R. El ritmo negociador con EE UU ha sido bastante acelerado, hemos llevado un número importante de reuniones, prácticamente una por mes. Otra cosa es el tema político, si el Gobierno americano está en condiciones de tener un fast track [procedimiento de vía rápida] o un trade promotion autorithy [autoridad para la promoción del comercio], y si no lo tiene, cómo lo hace. La diferencia con Europa es que el comisario estaba autorizado para negociar temas de comercio y él lo hacía. Eso todavía no lo ha logrado el Gobierno americano. Ellos tendrán que resolverlo o, como yo le he dicho en algún momento a los EE UU, si llegamos a un acuerdo comercial, que envíen el proyecto al Congreso, teniendo entendido que no va a modificar su contenido sustancial.

El presidente de Chile, Ricardo Lagos.
El presidente de Chile, Ricardo Lagos.SANTOS CIRILO

'Los progresistas no deben lanzarse a competir entre ellos, como en Francia'

Pregunta. ¿Tienen alguna responsabilidad los gobiernos de la Concertación en que la transición haya tardado hasta ahora 12 años y todavía no se pueda hablar de que ya finalizó, o todo la culpa es de la derecha y las ataduras constitucionales?
Respuesta. Las ataduras constitucionales quedaron hechas para oponerse a la voluntad del pueblo. Desde 1988, la Concertación no ha perdido ni una sola elección, sea parlamentaria, municipal o presidencial. Sin embargo, el sistema electoral quedó hecho para que el 60% sólo elija uno y el 40% elija el otro. Eso no es democracia. Las cosas quedaron amarradas de tal manera que sólo con los votos de la derecha o parte de ella se reformará la Constitución. Es allí donde se probará la verdadera vocación democrática de sus líderes.
P. En materia de derechos humanos, ¿la justicia debe seguir su camino o existe la posibilidad de indultos a ex militares condenados?
R. En este ámbito, lo más sano para el país es dejar que los tribunales cumplan su tarea hasta las últimas consecuencias, y que ellos hagan su trabajo en forma independiente. Para miles de chilenos, la justicia es la mejor vía de sanar las heridas dejadas por el pasado.
P. ¿Qué lecciones deja para usted la derrota de Lionel Jospin en Francia? ¿Cree necesario algún golpe de timón en las políticas y estilos del Gobierno?
R. No, nosotros seguiremos en lo que siempre hemos estado: tratar de estar cerca de la gente, para explicar lo que hacemos y por qué lo hacemos. La lección de fondo de lo ocurrido en Francia es que las fuerzas progresistas no pueden lanzarse a competir entre ellas, sin mirar como le dejan paso a los conservadores. Así también, hay que ser siempre claros y enérgicos en denunciar aquellas formas de intolerancia que algunos levantan frente a los cambios inevitables que trae el siglo XXI.

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