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El desencuentro Fox-Castro

Juan Jesús Aznárez

El Gobierno mexicano votó contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, y asumió la crisis bilateral, después de considerar que el choque con la oposición es superable, y que Washington habrá de recompensar el endurecimiento de su política hacia Fidel Castro. La prioridad, según las fuentes consultadas, es el nuevo activismo por la democracia, y un acuerdo migratorio que legalice a los tres millones y medio de compatriotas en EE UU.

'No es entreguismo, sino una negociación pragmática de intereses', sostiene Leo Zuckermann, investigador del CIDE. El pragmatismo rigió unas relaciones que atraviesan su peor momento en cien años. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) nació de la revolución mexicana del siglo XX, contrajo nupcias con la cubana, y el maridaje convino a ambos. México no intervino en los asuntos internos de Cuba, y Castro no apoyó a las guerrillas alzadas contra el PRI.

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Pero el nuevo presidente, Vicente Fox, es empresario, la izquierda no es su cantera, y su apuesta es Washington. El PRI necesitó de Cuba porque le aportaba un cierto lustre revolucionario, señala el historiador del Colegio de México Lorenzo Meyer. México usó también la carta cubana como baza en la asimétrica relación con Estados Unidos, y votó en solitario contra la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) a principios de los sesenta.

Washington aceptó esa relativa independencia porque, entre otros factores, el pacto entre México y La Habana impedía la consolidación de una guerrilla en sus fronteras. La situación cambió con Fox, el conservador Partido de Acción Nacional (PAN), y el polémico intelectual Jorge Castañeda al frente de la cancillería. Comunista en sus años juveniles, arremetió después contra la revolución cubana.

México fue siempre el gran aliado de Castro y base de su alzamiento contra la dictadura de Fulgencio Batista en 1959. Los tiempos cambiaron, pero no las emociones. 'La política de Fox, teniendo tantas cosas que hacer en casa, es como muy oportunista. Hay que mostrar que se cambió en relación con el PRI, y uno de los campos más fáciles es la relación con Cuba', agrega Lorenzo Meyer. Tampoco que le acusen de vendido al gringo. El nacionalismo regresó al Congreso.

Estados Unidos arrebató a México la mitad de su territorio en el siglo XIX, y ese despojo, sumado a otros conflictos, alimentó el nacionalismo y una larvada animosidad hacia el imperio del norte. Fox deberá demostrar que la crisis facilitará el entendimiento con Estados Unidos. 'Si el caso cubano no se traduce en un avance de los intereses de México, todo esto resultará en un desastre para la Administración foxista', advierte Leo Zuckermann.

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