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El comercio alemán cobrará una señal para incentivar la devolución de los envases

El Gobierno alemán ha decidido poner fin al desperdicio de botes y botellas no retornables. A partir del 1 de enero del próximo año obligará al comercio a pedir a los consumidores una señal de 25 o 50 céntimos por la compra de cada uno de estos envases. Desde hace años, en Alemania rige un sistema similar para muchas botellas de vidrio y plástico endurecido, pero las latas y los botellines de refrescos suelen tirarse a la basura o a la calle, la mayoría de las veces o, en menor medida, a los contenedores de reciclaje. Como sucede en España.

En 2003 los consumidores tendrán que pagar 25 céntimos adicionales por latas y botellas de menos de 1,5 litros, y 50 céntimos por las demás. Dinero que retornará al devolver el envase. El sistema se aplicará tan sólo para refrescos, cerveza y agua mineral, y no para la leche, zumos y vino.

El despilfarro de materia prima, y la degradación del medio ambiente que supone el que cerca de un tercio de las bebidas alemanas (en torno a 10.000 millones de litros) se vendan en envases de difícil recolección, es un problema que crispa los ánimos de ecologistas, industriales, comerciantes y consumidores.

El ministro de Medio Ambiente, el verde Jürgen Trittin, recordó ayer que la extensión del sistema de señales estaba ya prevista en una ley de 1991 sobre el punto verde, pero que no se había aplicado porque hasta 1997 la proporción de envases no retornables tendía a disminuir.

Desde esa fecha, sin embargo, ha aumentado hasta cerca del 40% del total de las bebidas, debido, en opinión del ministro, a una ofensiva comercial de los grandes supermercados y embotelladores para no afrontar el coste que suponen la recepción y el reciclaje de los envases. La Federación de Asociaciones Comerciales Alemanas puso ayer el grito en el cielo al cifrar el gasto del nuevo sistema en 1.300 millones de euros iniciales y 750 millones cada año.

El ministro, sin embargo, habló de 135 millones de euros, o sea, menos de un céntimo por envase, aunque admitió que se requerirán cerca de 80.000 máquinas en las que depositar los envases a cambio del dinero. Esto supondría una inversión en torno a 1.000 millones de euros.

Los comerciantes acudirán al Tribunal Constitucional para evitar la medida, pero sus posibilidades de éxito son limitadas, después de que un Tribunal Superior Administrativo haya fallado en contra. Además, el rechazo al nuevo sistema no es generalizado: varias asociaciones de comerciantes especializados en bebidas han saludado la decisión del Gobierno.

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