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MILOSEVIC, EN EL BANQUILLO

El ex líder serbio permanece impasible ante el relato de los crímenes de guerra

La fiscalía de La Haya describe cómo 45 miembros de una familia fueron quemados vivos

Los primeros detalles macabros de los crímenes cometidos en los Balcanes durante el régimen de Slobodan Milosevic emergieron ayer ante el Tribunal de La Haya sin que el ex presidente yugoslavo perdiera en ningún momento la compostura. Impasible ante el relato de torturas, violaciones y asesinatos, éste sólo se movió satisfecho en su asiento cuando el primer ayudante del ministerio fiscal, el jurista británico Geoffrey Nice, mostró una filmación efectuada en Pristina en 1988 donde el acusado empezaba a arrastrar a las masas con su retórica sobre la patria serbia.

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Con un aplomo no exento de delicadeza a la hora de relatar algunos de los sucesos más sangrientos ocurridos en la antigua Yugoslavia, Nice personalizó en tres vívidos ejemplos los cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad, además de genocidio, que pesan contra Milosevic. Como en todas las guerras civiles, la muerte o la salvación dependían a veces de la casualidad, y ése fue el caso de un hombre que acudirá como testigo de la acusación y estaba hospitalizado junto con otros centenares de pacientes en Vukovar (este de Croacia). Sacado a la fuerza del centro médico por las fuerzas serbias, sólo salvó la vida cuando dijo que conocía al propio presidente. Otros 260 enfermos tuvieron menos suerte y fueron aniquilados.

Nice subrayó ayer en varias ocasiones que no piensa ceder a la tentación del sentimentalismo o la pasión en este juicio porque sería como insultar a las víctimas. 'Seremos imparciales y dejaremos a los testigos que describan con sus propias palabras sus sufrimientos', dijo, para ilustrar luego la forma en que fueron asesinadas muchas mujeres y niños en Bosnia. Era la historia de una joven embarazada que huyó al bosque ante el avance del Ejército serbio. Después de dar a luz a una niña a escondidas, fue engañada junto con otros vecinos y llevada por los soldados a una casa donde debían esperar la llegada de un vehículo de la Cruz Roja. La realidad era bien distinta. Las alfombras de la casa estaban empapadas en petróleo y todos los detenidos, incluidos 45 miembros de la familia de la joven madre, perecieron calcinados. La recién nacida sobrevivió dos horas una vez que las llamas se hubieron extinguido.

Otra hija, esta vez de 20 años, protagonizó el tercer ejemplo presentado por Nice ante los jueces y ante un Milosevic que seguía sin mover un músculo. Otro engaño dio con unas 50 mujeres de Kosovo que creyeron ser llevadas a una mezquita, en una casa vigilada por soldados serbios. 'La joven que nos ocupa era lo bastante mayor como para sentirse independiente. Para su madre, seguía siendo la niña de siempre', intercaló el letrado. A continuación explicó que las mujeres eran sacadas en grupos de ocho todas las noches y regresaban a la mañana siguiente después de haber sido objeto de toda clase de abusos. 'El último día de su encierro se llevaron a la hija, que ya no volvió. Algún tiempo después fue hallada en el fondo de un pozo junto con sus siete compañeras de infortunio'. La madre testificará también para la acusación.

'¿Es posible que el acusado sufra de amnesia y por eso no muestre simpatía alguna por víctimas como éstas?', se preguntó a continuación Nice, que tenía una respuesta preparada para la aparente falta de emociones de Milosevic. 'Es posible que no lo sienta porque ha demostrado que contemplaba la ley como un instrumento para mantener su dominio y no como la forma de controlar el poder y sus excesos', concluyó. Una teoría que pareció verse confirmada por el hecho de que Milosevic reservó sus únicos gestos de satisfacción para la filmación de Pristina de 1988 y la efectuada un año después en Belgrado.

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Si en la primera aparecía a pie, y ya con aspecto de hombre fuerte de Serbia -'nunca más seréis golpeados', dijo entonces-, en la otra se permitió hacer esperar durante horas a un millón de personas a las que arengó cuatro minutos escasos al grito de 'nadie en la Tierra podrá parar a los serbios'. Una demostración del poder que ostentaría poco después y que, como recordaría el propio Nice, se volvería contra él con la misma fuerza en el año 2000 y de la mano de las mismas masas que le vitorearon.

Sin embargo, los nervios templados de Slobo cedieron algo cuando el brillante abogado británico ordenó que se pasara un vídeo con escenas de la deportación de los habitantes de Vukovar, la ciudad de la Krajina sitiada por las fuerzas serbias durante tres meses. 'Fueron engañados diciéndoles que no les sucedería nada', dijo Nice. Sin embargo, muchos de ellos serían más tarde ejecutados. El acusado desvió la mirada del monitor.

Una mujer se manifiesta contra Milosevic frente al Tribunal de La Haya.
Una mujer se manifiesta contra Milosevic frente al Tribunal de La Haya.AP

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