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David Castillo gana el Premi Sant Jordi de novela con un 'ataque al sentimiento de la nostalgia'

La nevada obligó ayer a suspender la Nit de Santa Llúcia, que se tenía que celebrar en Vic

Aunque finalmente no hubo fiesta en Vic a causa de la fuerte nevada que bloqueó ayer buena parte de Cataluña, la Festa de les Lletres Catalanes sí tuvo ayer ganadores. David Castillo (Barcelona, 1961) ganó el 42º Premi Sant Jordi de novela, dotado con 45.000 euros (7,48 millones de pesetas) por No miris enrere, un 'ataque a la nostalgia', explicó: 'Es un sentimiento que detesto'. Antoni-Lluc Ferrer quedó finalista con la novela histórica La missió del capità. Susanna Rafart obtuvo el Carles Riba de poesía por Pou de glaç y Àngel Burgas, el Mercè Rodoreda de narración por Adéu.

La Festa de les Lletres Catalanes -la tradicional Nit de Santa Llúcia- fue y no fue. Su organizador, Òmnium Cultural, había convocado a los medios de comunicación en Barcelona para informar de los nombres de los ganadores de los 14 galardones que se entregan durante la fiesta. Mientras se realizaba la rueda de prensa, la nevada y el caos que se apoderó de las carreteras aconsejaron aplazar la cena en Vic.

Una novela que habla de un 'mundo parapolítico, paracultural y parasocial que no trata nadie en la literatura catalana'. Vicenç Villatoro, miembro del jurado del Sant Jordi, definió así la novela de Castillo, una suerte de continuación de su primera incursión en la narrativa, El cel de l'infern, publicada en la misma editorial que edita el Sant Jordi, Proa. Castillo, que también es poeta, crítico y responsable del suplemento cultural del diario Avui, explicó que No miris enrere debe su título al filme sobre el Bob Dylan de los primeros tiempos Don't look back. Es una referencia a los tiempos y al significado de la novela, un alegato contra 'la tentación de revivir el pasado'. En este caso, los años setenta: el mundo del situacionismo y los movimientos libertarios. No miris enrere, en la que aparecen personajes de su anterior novela aunque no tanta acción, es también un 'thriller sentimental'.

El Carles Riba, llega este años a su 43ª edición y está dotado con 500.000 pesetas. Susanna Rafart (Ripoll, 1962) explicó que Pou de glaç habla de 'la dificultad de la presencia de la palabra en nuestra sociedad' y contiene referencias al ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York, que, comparadas con la caída de Pompeya, reflejan 'la capacidad del hombre para destruirse a sí mismo'. El Mercè Rodoreda (1,66 millones de pesetas) fue para Adéu, de Àngel Burgas (Figueres, 1965), un conjunto de 15 narraciones entorno al tema de la muerte escritos con un lenguaje directo e inscritos en la contemporaneidad.

Los premios Folch i Torres y Joaquim Ruyra de narrativa infantil y juvenil fueron para Maria Jesús Bolta y Dolors Garcia, que también obtuvo el Lola Anglada siendo asimismo jurado del Folch i Torres. El Ferran Soldevila se concedió a Pere Benito. Los premios Òmnium Cultural de radio y televisión se entregaron a Trenquem el cuc, de Ràdio Olot (Ona Catalana) y a La Catalunya del mar, de TVE-Cataluña. Aintzane Ezenarro, directora de la revista vasca Elkarri, obtuvo el Memorial Joan B. Cendrós. Joan Riart ganó el premio Joan Profitós. La Companyia Teatre Mòbil obtuvo el Rialles. Lluís Roda se alzó con el Joan Maragall y Eduard Castellarnau, con el Leandre Colomer de novela histórica de Cataluña.

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