El fotoperiodismo entra en crisis
Dos exposiciones, un libro y un debate analizan el estado de la imagen de prensa
Dos exposiciones coincidentes en el tiempo y que podrán visitarse hasta el próximo mes de enero muestran estos días en Barcelona el pasado y el presente de la fotografía de prensa. Por un lado, el Museo Nacional de Arte de Cataluña reúne 162 fotografías, algunas inéditas, de la guerra civil española, un acontecimiento considerado por los estudiosos como la auténtica cuna del fotoperiodismo. Por otro, la Fundación La Caixa muestra los trabajos premiados o becados en Foto Pres, un certamen que funciona como termómetro de la situación de la imagen en los medios y cuyo primer premio ha quedado desierto este año. El análisis del proceso que ha llevado a la fotografía de prensa desde la euforia inicial al actual declive fue justamente el eje de un reciente debate entre profesionales y es el tema de un libro que estrena colección en la editorial Gustavo Gili.
La guerra civil española fue la primera contienda que interesó de un modo generalizado a los medios de comunicación de todo el mundo. Fotógrafos locales y principalmente internacionales cubrieron los acontecimientos desde primera línea y con la vocación de no ser sólo un mero acompañante del redactor, sino de dotar de sentido narrativo sus imágenes, de contar mediante la fotografía. Los avances tecnológicos, con cámaras más ligeras y rápidas, dieron a los autores la libertad de movimiento necesaria para el desarrollo de esta nueva forma de fotografiar.
Pero el mismo elemento que entonces favoreció el despegue del fotoperiodismo y cuyos magníficos resultados han provocado la entrada en el museo, con honores de piezas de arte, de muchas de estas imágenes se ha convertido en su lastre actual. La influencia de las nuevas tecnologías, televisión primero e Internet después, ha empobrecido y uniformado la imagen de prensa. El jurado que dejó desierto Foto Pres quiso alertar con este gesto a los autores sobre la necesidad de buscar nuevos enfoques y temas. Aunque a decir de teóricos y críticos la crisis de este medio de expresión se arrastra desde hace tiempo, ellos mismos coinciden también en que los atentados del pasado mes de septiembre en Estados Unidos la han puesto aún más de manifiesto. Según Ramón Esparza, profesor de la Universidad del País Vasco y comisario de exposiciones de fotografía, los medios de comunicación se encontraron con un acontecimiento desconcertante y de tal magnitud que no sabían cómo cubrirlo. En su opinión, tuvieron que hacer frente a la censura (el FBI se encargó de restringir su acceso al lugar de los hechos), practicaron la autocensura, sucumbieron a la reproducción de imágenes estereotipadas, dieron una visión homogénea de los acontecimientos -con las mismas fotografías reproducidas por todos los periódicos- y pusieron de manifiesto su dependencia de la televisión, con imágenes captadas directamente desde la pantalla.
Visión homogenizada
Tal y como subrayaron los participantes en unas jornadas de debate sobre el tema realizadas con motivo de la exposición de Foto Pres, el fotoperiodismo está condicionado por el contexto político y empresarial, y su crisis actual tiene una profunda raíz económica. De lo cual se deriva una visión cada vez más homogénea del mundo, fruto de la lógica empresarial, sin desdeñar el peso de los intereses publicitarios. Las agencias de fotografía, principales suministradoras de imágenes para la prensa, son cada vez mayores en dimensión y menores en número. Los recursos destinados a la producción propia de imágenes se reducen progresivamente. Por lo tanto, los ángulos desde los que se contempla la realidad son cada vez más limitados. Las demandas del cliente condicionan el contenido: se da prioridad a unos temas sobre otros no en función de su importancia objetiva, sino relativa, con lo que se condena a la oscuridad a determinados hechos. En palabras de Michel Guerrin, crítico fotográfico de Le Monde, 'las fotos que marcan son las de acontecimientos fuertes de países occidentales dominantes. No se da importancia a acontecimientos lejanos, por ejemplo no se presta interés a guerras que no tienen que ver con Estados Unidos'.
Los atentados de Estados Unidos y la guerra de Afganistán dan plena vigencia a esta máxima. Y también a una vieja teoría arraigada ya durante la I Guerra Mundial y que el director de la agencia francesa Vu, Christian Caujolle, ha estudiado con detenimiento: 'En una guerra nunca se muestran los muertos del propio campo, sólo los del contrario'.
Pero las causas de la crisis del fotoperiodismo hay que buscarlas también en la propia dinámica de las redacciones. Según Guerrin, el problema radica en que 'quien decide qué fotos se publican no es quien tiene el conocimiento'. Y el problema se agrava porque, en opinión de Caujolle, 'hay muy pocos medios que se preguntan para qué sirven las fotos que publican'.
A juicio del director de Vu, el futuro de la fotografía en prensa pasa por redefinir su función. Y aunque no hay fórmulas mágicas, cree que ésta debe estar muy vinculada a una apuesta por evitar copiar a la televisión, abrirse a innovaciones y aportaciones de otros ámbitos creativos, como el arte, y a la plena implicación del fotógrafo en su trabajo, con una mirada subjetiva que muestre su visión del mundo.
'Estoy harto de fotógrafos que me hablan del mundo como si no pertenecieran a él, y desde el punto de vista deontológico sólo estoy en contra de la injerencia de la mentira sobre la verdad', afirma Caujolle. Sólo así, opina el director de Vu, será posible una mirada sobre los hechos desde ángulos distintos: 'Dentro de los medios debe haber variedad de propuestas visuales que permitan reflexionar sobre el mundo y sobre sus representaciones'.
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