Laura Morante no pensó en sus hijas
'No he pensado en mis dos hijas, no me he dejado afectar por mi papel de madre. Nadie parece creer mi contestación, pero es así'. Laura Morante, la actriz protagonista de La habitación del hijo, que dirige Nanni Moretti, lo tiene más que claro. Hay una forma cínica de llegar a un papel, afirma, y ése es el que ha empleado en la película en la que recrea el dolor más devastador para una madre como es la pérdida de un hijo. '¿De dónde saco todo esto? Supongo que saco algo de mi maternidad. Esta película ha sido una experiencia muy fuerte en el plano emocional. En el amor a los hijos existe el terror de la pérdida, pero creo que si no tuviera hijos sabría qué podría hacer', admite la actriz italiana, guapa y rigurosa en sus contestaciones, que se lía cigarrillos entre pregunta y pregunta. 'Es algo inconsciente, tiene algo de irracional, es la emoción', se esfuerza en explicar, 'porque si tengo que interpretar a una asesina en serie, claramente no hay manera de hacerlo'. Morante asegura que en un papel de este tipo se busca algo que existe entre el intérprete y el personaje, pero que este encuentro es siempre irracional y lo compara con la música, con la interpretación emocional de un músico frente a la partitura.
Niega la actriz que en la búsqueda de ese dolor materno Moretti haya utilizado y rebuscado en su maternidad. 'Tampoco él lo ha hecho como padre. No hablamos de nuestros hijos a la hora de trabajar nuestros papeles', afirma, y parece agradecer el hecho. 'Lo basamos todo en un clima afectuoso, casi familiar, que vivimos en el rodaje con Moretti y los niños', explica la actriz, vestida de riguroso negro. Como negra ve la situación internacional tras los recientes atentados de Nueva York y Washington y la amenaza de guerra por parte del presidente Bush. 'Estoy en contra de la represalia porque es algo espantoso. Ya tienen suficiente los habitantes de Afganistán con los talibán y la miseria en la que viven para que encima les bombardeen y mueran millones de víctimas inocentes'.
