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Reportaje:

Una 'cubanización' imposible

A pesar de la sintonía entre Chávez y Castro, los venezolanos se resisten a importar el modelo cubano

Si a los venezolanos se les preguntara ¿dónde quieren emigrar, a Miami o La Habana?, seguramente la mayoría respondería que prefiere residenciarse en Florida, como en efecto lo hacen, incluso los seguidores del presidente Hugo Chávez. A Cuba también viajan, pero sólo de vacaciones o para curarse alguna enfermedad, ahora que lo paga el petróleo. Pero ni pensar en mudarse a la isla caribeña.

Un sondeo hecho por Internet para medir la reacción de la visita que le organizó Chávez a Fidel Castro al sur de Venezuela con motivo de su 75º cumpleaños, del 11 al 13 de este mes, retrata la percepción que se tiene de Cuba: 'El 91% de los venezolanos no quiere nada con Fidel y nada con el régimen cubano'.

Chávez ha dicho que Venezuela 'va al mar de felicidad de Cuba' y ha vendido la educación, sanidad y el deporte de la isla como los mejores del mundo. En consecuencia, firmó con Castro en octubre pasado un convenio petrolero para suministrarle 53.000 barriles diarios en condiciones financieras blandas a cambio de servicios profesionales y técnicos cubanos.

En la larga fiesta de tres días de su cumpleaños, el envejecido líder cubano constató en la escasa asistencia que ha perdido popularidad en la misma proporción que su vigoroso anfitrión, de 47 años, a pesar del fanatismo romántico que provocaba en los años sesenta y la adoración exaltada que le profesó Chávez en los festejos: 'Te entregamos nuestra alma, nuestro corazón, hermano revolucionario'.

Nueve encuentros

Es la tercera visita oficial de Castro a Venezuela, pero el noveno encuentro con Chávez desde que éste asumió la Presidencia, en febrero de 1999. Siendo un teniente coronel, Chávez encabezó en 1992 una fallida rebelión militar para derrocar al ex presidente Carlos Andrés Pérez.

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Los efusivos abrazos y la declaración de amor que se dedicaron ambos mandatarios causaron más bien pena y recelo en los venezolanos. Fernando Ochoa Antich, general retirado, ex ministro de Defensa y ex canciller, opina que 'el melancólico acto de condecoración de Fidel Castro es, en verdad, una vergüenza nacional. Escuchar el obsecuente discurso del presidente Chávez no sólo causa sonrojo, sino tristeza'.

Concluido el festejo, los venezolanos todavía se preguntan para qué vino Fidel. Sus antiguos admiradores le dan la espalda. Como el ex izquierdista Américo Martín, autor del libro América y Fidel Castro, quien afirma que Chávez intentó recuperar la caída de su popularidad ocasionada por el caso de Vladimiro Montesinos (el ex asesor presidencial de Alberto Fujimori en Perú, refugiado en Venezuela cuando era buscado por narcotráfico y corrupción). El 67% de la población cree que el Gobierno protegió al ex asesor de seguridad peruano en los siete meses que vivió en Venezuela. Américo Martín sostiene que a Chávez, en el fondo, le gustaría ser Castro, y que también le gustaría que Venezuela tuviera un sistema como el de Cuba, pero eso no es posible. 'Castro es un dinosaurio incapaz de reproducirse', sostiene.

Leopoldo Puchi, secretario general del Movimiento al Socialismo, aliado del Gobierno, también rechaza la orientación ideológica que se le ha pretendido dar a la visita del líder cubano. 'La de Venezuela es una política exterior errada por la reiterada presencia ideologizada de Castro. No se puede hacer hermanos a los dos procesos revolucionarios, como si fueran de la misma naturaleza'. Douglas Bravo, de 68 años, ex guerrillero de la lucha armada que se vivió en Venezuela hace cuatro décadas, afirma que rompió en 1965 la alianza que tenía con la revolución cubana para exportarla a América Latina porque 'rechazamos la dictadura del proletariado y no aceptábamos la imposición ni soviética ni china'.

Los lazos conspirativos entre Chávez y Bravo empezaron en 1981, pero se disolvieron cinco años después, cuando el joven oficial rebelde 'empezó a tener vinculaciones con fuerzas conservadoras'. Bravo señala: 'A mí no me engañó porque yo lo denuncié hace tiempo como un hombre de derechas'. Sorprende aún más: 'Chávez es más bien neoliberal. Aunque en sus discursos condene el neoliberalismo salvaje, la globalización, el Plan Colombia y todo lo que huela a EE UU'.

Lo que gana Castro

Pese a la frialdad con que fue recibido, Castro le sacó partido a la generosidad de su amigo anfitrión (como la ampliación del convenio petrolero a las áreas agrícolas y turísticas), además de llevarse la promesa de que Chávez le construirá un tendido eléctrico para dar luz a La Habana desde Caracas. Será igual al que inauguró el día de su cumpleaños, el lunes pasado, con el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, en Santa Elena de Uairén, al sur de Venezuela, en el extremo inferior del Estado de Bolívar, que tiene por objetivo alumbrar a la ciudad brasileña de Bõa Vista, del Estado de Roraima.

Chávez intenta implantar en Venezuela el modelo cubano con un convenio petrolero. Parte de la factura energética -de unos 360 millones de dólares anuales- es pagada con el envío de médicos, maestros y entrenadores deportivos cubanos, que por ahora suman 1.000 profesionales y técnicos prestando su servicio en Venezuela.

Con la ampliación del convenio petrolero a las áreas del turismo y agrícola se ha incrementado la presencia cubana en Venezuela, que a su vez ha levantado ampollas entre los opositores de la cubanización, porque sospechan que son espías y vienen a adoctrinar. Los gremios de médicos, deportistas y educadores venezolanos mantienen firmes sus protestas desde hace un año ante la sordera de las autoridades.

La Federación Médica Venezolana alega que hay 9.000 médicos venezolanos desempleados y que las vacantes no pueden ser ocupadas por cubanos. Denuncian que a éstos se les pagan salarios superiores y que nadie ha revisado sus credenciales para ejercer la medicina. La respuesta de las autoridades es que a los médicos cubanos se les envía a zonas rurales, donde supuestamente no quieren ir los venezolanos.

Fidel Castro y Hugo Chávez, en Puerto Ordaz, Venezuela, el pasado 12 de agosto.
Fidel Castro y Hugo Chávez, en Puerto Ordaz, Venezuela, el pasado 12 de agosto.AP

No tan parecidos

Recién elegido Hugo Chávez, en diciembre de 1998, el escritor Gabriel García Márquez lo entrevistó en un avión y concluyó que el nuevo presidente venezolano era 'un enigma'.Chávez reveló en el cumpleaños de Castro, durante la inauguración de la interconexión eléctrica entre Venezuela y Brasil, que él copiaba 'de aquí y de allá' y que no le importaba decir que en Venezuela 'somos unos copiones', bajo las miradas de Castro, y un sonriente Fernando Henrique Cardoso.Aunque el mandatario venezolano no quiere parecerse tanto a Castro, los analistas suelen coincidir en ciertos rasgos cuando comparan sus personalidades. Ambos tienen carisma, se les reconoce como inteligentes, autoritarios, tozudos y populistas. Pero también inseguros y paranoicos: ambos ven conspiradores hasta en la sopa y gustan de largos discursos con la masa. Sin embargo, entre sus diferencias apenas aciertan a destacar la de la edad. Uno de 75 años y el otro de 47 veranos, existe un bache generacional que quizá hace a Chávez más dicharachero, populachero e ingenuo que Castro.

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