Un terrorista checheno secuestra durante 13 horas un autobús ruso con 41 ocupantes

El terrorista se hacía llamar Aslán pero según fuentes policiales no confirmadas por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) se trataba de Sultán-Saíd Idíyev, de 34 años. Con su acción exigía la libertad de cuatro chechenos que en mayo de 1994 secuestraron un autobús, pidieron diez millones de dólares (unos 1.900 millones de pesetas), armas y un helicóptero en el que se dieron a la fuga, siendo capturados en Chechenia.

Ahora ese guión parecía repitirse: el secuestrador, que según el FSB contaba al menos con un cómplice en el autobús, exigía también armas (seis kaláshnikov, dos lanzagranadas y municiones) y un helicóptero, además de línea directa con el Gobierno.

La presencia del cómplice se desprendía de las declaraciones de los pasajeros que habían sido liberados antes del asalto, quienes contaban que había un hombre que periódicamente hacía señas con los ojos al presunto Idíyev. Tras la liberación, otros pasajeros sostuvieron también esta afirmación y el supuesto cómplice fue detenido.

El incidente había comenzado a las siete menos cuarto de la mañana, cuando el terrorista encapuchado se apoderó del autobús poco después de que éste saliera de Nevinnomissk. Entonces, ordenó al chófer que diera media vuelta y tomara rumbo al aeropuerto de Minerálniye Vodi, que queda en dirección contraria a la ciudad de Stávropol. A los pocos kilómetros, el autobús fue bloqueado en un puente, pero la policía permitió que siguiera camino al aeropuerto después de que el terrorista liberara a dos mujeres y dos niños.

Además, el secuestrador empujó fuera del autobús a un pasajero al que había herido en una pierna. El herido, Vitali Zhúkov, de 26 años, fue operado en el hospital de Nevinnomissk y su vida no corre peligro. Los médicos atendieron a otras tres personas liberadas, que sufrían una fuerte impresión.

El autobús fue detenido en un viaducto de acceso al aeropuerto, a unos 500 metros de la terminal aérea. Debido al intenso calor, 40 grados a la sombra, el terrorista permitió a los pasajeros romper las ventanas del autobús. Además, accedió a que les llevaran comida y bebidas. Las negociaciones estuvieron dirigidas por el vicedirector del FSB, Anatoli Yezhkov, y en el curso de ellas se logró la liberación de los otros rehenes. En total, 14 personas habían podido salir del autobús antes del asalto.

Mientras tanto, representantes del presidente independentista checheno Aslán Masjádov, que dirige la resistencia a los rusos en las montañas, declararon en su nombre que no aprueba ninguna acción que pueda poner en peligro la vida de civiles. Masjádov siempre se ha distanciado de los actos terroristas cometidos por chechenos o atribuidos a ellos.

El ministro ruso del Interior, Borís Grizlo, advirtió de que no haría "concesiones a los terroristas". Sin embargo, se dio entender al terrorista que sí atenderían a sus reivindicaciones, y para calmarle se le informó de que habían llevado a Minerálniye Vodi a dos de los chechenos cuya liberación pedía.

Sin embargo, cuando estaba a punto de caer la noche, el checheno se fue poniendo cada vez más nervioso y aumentó sus amenazas contra los rehenes; en ese momento, el comando de élite ruso Alfa disparó granadas de efecto cegador y ensordecedor contra el autobús e irrumpió acribillando a tiros al checheno, cuyo cadáver quedó tirado frente al vehículo. Las autoridades rusas, con el ministro de Interior a la cabeza, se mostraron eufóricas por la resolución del secuestro y por la eficacia de la intervención policial, que apenas duró 10 segundos.