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Villalobos queda al borde del abismo

Aznar evita precipitar la crisis de Gobierno pese al malestar por la gestión de la ministra

Luis R. Aizpeolea

El presidente de Gobierno, José María Aznar, ha decidido respaldar a la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, para evitar males mayores y no precipitar una crisis del Ejecutivo que tiene prevista para el mes de enero, con motivo del Congreso del PP. Aznar, que ya se encuentra en dificultades para bandear la situación creada a su ministro de Exteriores, Josep Piqué, por el caso Ercros, ha tenido que templar gaitas en las últimas 24 horas para evitar que la situación se le vaya de las manos con otro boquete en su Gabinete.

Pero el hecho de que la ministra de Sanidad salve su puesto, por el momento, no es óbice para que no exista un amplio malestar en el Gobierno, sobre todo en su área económica, por el modo en que ha gestionado la nueva crisis alimentaria por la inmovilización del aceite de orujo, con la particularidad de que Villalobos ya quedó tocada por su proceder en la crisis de las vacas locas.

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Las quejas del área económica del Gobierno se centran en que la ministra de Sanidad ya disponía desde el martes -cuando anunció la alerta sanitaria- de una información suficiente como para situar el problema del aceite de orujo y tranquilizar a la opinión pública. Por ello, desde el área económica del Gobierno no se entiende que Villalobos haya dejado pasar tres días para dar explicaciones y que, como consecuencia, se ha levantado una bola de nieve que ha estado a punto de abrir una crisis en el Ejecutivo. Villalobos ha conseguido rebelar por el camino al empresariado del ramo del aceite y ha creado un clima de opinión que ha podido perjudicar las exportaciones españolas de todo tipo de aceite de oliva. Para colmo, la ministra de Sanidad se jactó ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, de no haber mantenido ningún tipo de coordinación con los ministerios del área económica antes de decidir la publicación de la alerta sanitaria sobre el aceite de orujo. Villalobos insistió ayer en que ésa era una competencia exclusiva de su ministerio y que tampoco otros departamentos cuentan con ella en asuntos de su competencia. Reconoció, no obstante, que posteriormente había escuchado "opiniones razonables" de otros compañeros de Gabinete sobre lo sucedido. También confirmó, en la rueda de prensa, que no había querido "molestar" al presidente del Gobierno, de viaje en México. Sin embargo, cuando Aznar regresó el jueves del país azteca se encontró con un inesperado problema político que se desbordaba por momentos y encargó a sus colaboradores de La Moncloa, especialmente al Ministerio del Portavoz, que trataran de encauzar lo que amenazaba seria crisis por el flanco europeo. Las muletas que Aznar puso a Villalobos tuvieron también un claro reflejo en la propia rueda de prensa del Consejo de Ministros. El ministro portavoz, Pio Cabanillas, respondió por Villalobos en las preguntas más comprometidas como, por ejemplo, cuando se le inquirió que respondiera si su decisión contaba con la unanimidad del Gobierno. Cabanillas dijo un categórico sí, sin dejar opción de respuesta posible a Villalobos. La ministra admitió su perplejidad ante la situación cuando dijo: "Si hablas porque hablas, y si no hablas porque no hablas".

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