_
_
_
_
_

Más de un millón de personas despiden al Papa en Ucrania

El recuerdo de los católicos y 'los cristianos de otras confesiones' que sufrieron en Ucrania la persecución y el martirio por parte de las 'infames ideologías nazi y comunista', permitió ayer al papa Juan Pablo II proponer el 'ecumenismo de los mártires', como un patrimonio común que debe indicar 'la vía de la unidad a los cristianos del siglo XXI'. El pontífice se despidió de Ucrania dedicando un gran homenaje a la Iglesia greco-católica, a 28 de cuyos fieles elevó a los altares en una exótica ceremonia que congregó a cientos de miles de personas (1,2 millones, según los organizadores) en el hipódromo de Lviv. Siguiendo el ejemplo del Papa, que reiteró ayer la demanda de perdón recíproco entre católicos y ortodoxos, el cardenal Lubomir Husar, máxima jerarquía de los greco-católicos, pidió solemnemente perdón.

En términos políticos, el mensaje del pontífice al clero uniata (greco-católica) fue claro. En el aeropuerto de Lviv, al despedirse del país y del presidente Leonid Kuchma, que ha asistido a varias ceremonias, declaró que la iglesia, 'consciente de su misión, no dejará de exhortar a sus fieles a cooperar activamente con el Estado'. Para la Ucrania independiente, Wojtyla desea que 'pueda integrarse plenamente en una Europa que abrace todo el continente desde el Atlántico a los Urales'.

Alexis II, patriarca de la Iglesia ortodoxa de todas las Rusias, en visita a Bielorrusia, tenía previsto contrarrestar ayer este mensaje europeísta con un llamamiento a la unidad entre los tres grandes países eslavos de la ex URSS, Rusia, Bielorrusia y Ucrania.

La larga liturgia bizantina, en la que fueron beatificados los 28 sacerdotes, monjas y laicos, puso a prueba la resistencia de Juan Pablo II, que leyó con dificultad su discurso en lengua ucrania, interrumpido innumerables veces por los aplausos. Uno de los portavoces de la organización del acto mostraba a los periodistas con orgullo el aspecto de la explanada, absolutamente repleta de fieles. 'Esto no es Kiev. Lviv es mucho más europea, sólo hemos tenido 40 años de dictadura soviética; en Kiev pesan los 300 años de dominación rusa', explicaba.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_