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Reportaje:

Un plan de paz en medio de la guerra

Palestinos e israelíes inauguran el primer día de alto el fuego con desconfianza y violencia

El primer día oficial de alto el fuego entre israelíes y palestinos ha sido un verdadero desastre. El plan de pacificación de la CIA ha empezado con mal pie, salpicado de continuos incidentes armados en Cisjordania y Gaza. La desconfianza embarga a los dos bandos. El primer ministro Ariel Sharon ha alzado la voz para asegurar que no se levantará el asedio de las ciudades donde se produzca violencia. Para los palestinos, la situación no es tan simple. 'Yasir Arafat no tiene una varita mágica para cambiar las cosas de manera instantánea', aseguraba el ministro Saeb Erekat, jefe de la diplomacia palestina.

Tres muertos y una decena de heridos es el resultado oficial de víctimas registradas en las primeras 24 horas de una tregua oficial que se inició el pasado miércoles a las tres de la tarde, de acuerdo con el plan de pacificación impuesto con fórceps por George Tenet, el responsable de los servicios secretos estadounidenses (CIA), en un intento de poner punto final a la Intifada palestina, que dentro de dos semanas cumplirá nueve meses.

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El primero en morir dentro del periodo de tregua fue un comerciante de Hebrón: Auni Alí, de 45 años, tiroteado en plena madrugada, cuando el alto el fuego no había aún cumplido 12 horas. La víctima viajaba a bordo de una furgoneta, junto con otros tres empresarios palestinos, cuando, al pasar cerca del asentamiento de Mishor Adumin, su vehículo fue acribillado a balazos desde otro coche mientras le adelantaba. Horas más tarde, en la misma zona, al sur de Jerusalén moría tiroteado Yehudah Edry, de 45 años, un teniente coronel de los servicios secretos del Ejército israelí, mientras el chófer que conducía el vehículo oficial disparaba contra el atacante y lograba dar muerte a Hassan Abu Chayreh, de 32 años.

El primer incidente fue reivindicado por la milicia paramilitar de los colonos judíos, Shalhevet Gilad, que aseguró en un mensaje telefónico haber actuado en venganza por la muerte del bebé de 10 meses muerto semanas atrás en un tiroteo en Hebrón. El segundo atentado, el que costó la vida al teniente coronel, era reivindicado por las milicias Tanzim de Al Fatah, que aseguraron que se trataba de una operación perfectamente planificada por Abu Chayreh, quien, después de haberse hecho pasar por colaborador durante meses, había llevado a su enlace hasta una emboscada sangrienta.

Los dos incidentes, a los que se sumaron tiroteos en otras localidades de Cisjordania y contra asentamientos de Gaza, provocaron la indignación de los israelíes y los palestinos, que se acusaron mutuamente de incumplir el plan de paz. Sharon anunció solemnemente su determinación de no levantar el asedio a ninguna de las ciudades palestinas donde se registraran incidentes armados, especialmente en el sur de Jerusalén. Por su parte, el ministro Erekat aseguraba que Arafat no disponía de medios suficientes y no tenía una varita mágica para cambiar la situación en pocas horas.

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Al margen de la disputa verbal, los dos incidentes armados ilustran por sí mismos las dificultades con que se encuentran el Gobierno de Israel y la Autoridad Palestina para hacer cumplir a sus organizaciones radicales un alto el fuego confuso, lleno de enmiendas y tachaduras, impuesto por la CIA, con la colaboración de la comunidad internacional. El plan, perfectamente estructurado y acotado, trata en un primer estadio de afianzar un alto el fuego durante un periodo mínimo de seis semanas, para reconstruir a continuación los puentes de la confianza entre las partes beligerantes, una tarea titánica que llevará de dos a tres meses, de acuerdo con las recomendaciones de la comisión internacional Mitchell. Al final de todo este proceso, que se calcula que finalizará en octubre o noviembre, se esperaba que Arafat y Sharon podrán sentarse a la mesa de negociaciones.

En la fase actual, el jefe de la CIA, ha dejado a palestinos e israelíes, antes de partir, una larga lista de obligaciones. Arafat deberá:

- Arrestar, interrogar y encarcelar a los terroristas.

- Desarmar a las milicias.

- Impedir el contrabando y la fabricación de armas.

- Poner fin a las incitaciones contra Israel.

Sharon, por su parte, se enfrenta también a otros requisitos.

- No atacar instituciones civiles y militares de la Autoridad Palestina.

- No utilizar armas letales contra los manifestantes.

- Liberar a los palestinos arrestados sin acusación de terrorismo.

- Replegar las fuerzas a las posiciones anteriores a la Intifada.

- Levantar el asedio a las ciudades.

Los responsables de seguridad israelíes y palestinos están de acuerdo con la letra de las disposiciones de Tenet, obligados además a encontrarse al menos una vez por semana para reactivar la cooperación en materia de seguridad, reabrir las oficinas de coordinación en las principales ciudades y verse las caras y hablarse regularmente gracias a un nuevo sistema de videoconferencias, que será pagado por la Casa Blanca y traído desde Estados Unidos.

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