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Los pactos de UPN y los socialistas en Navarra, al borde de la ruptura

Lizarbe dice que 'la inflexibilidad' de Sanz no deja margen de maniobra

Los pactos de estabilidad institucional firmados en 1999 por la oposición socialista navarra con el Gobierno de UPN atraviesan su peor momento y corren un fuerte riesgo de ruptura. La comisión de seguimiento del pacto, formada por dirigentes de ambas formaciones, se reunió ayer en Pamplona por espacio de cuatro horas y al término de la misma el secretario general del PSN, Juan José Lizarbe, anunció que ante la persistencia de las discrepancias de fondo con el Gobierno regionalista de Miguel Sanz 'hay ya muy poco margen de maniobra' para salvar la negociación de futuros acuerdos.

El líder socialista aseguró que la 'inflexibilidad' de UPN es el origen 'de todos los problemas que tiene Navarra, excepción hecha del terrorismo'. Lizarbe reconoció que han fracaso todos los intentos de su partido para reconducir las maltrechas relaciones políticas y parlamentarias con UPN y que sólo 'un movimiento' de los regionalistas abriría un nuevo cauce de negociación. 'La pelota está definitivamente en su tejado', sentenció. El aviso a navegantes del PSN abre un serio interrogante sobre el final de la legislatura en la Comunidad foral, cuyo Gobierno ha llegado a tal grado de aislamiento político que ha renunciado a remitir al Parlamento navarro nuevos proyectos de ley ante la imposibilidad de consensuar mayorías estables para su aprobación.

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La gota que ha colmado el vaso de la paciencia socialista ha sido el acuerdo alcanzado por Sanz con sus ex socios de CDN para construir la autovía entre Pamplona y Logroño mediante el sistema de financiación privada denominado peaje en la sombra.

El PSN, que ayer no logró ningún acercamiento con sus socios de legislatura en el tema de la autovía Pamplona-Estella, considera que la aportación privada debería limitarse al 25% del presupuesto total de la obra (48.000 millones) para no hipotecar los recursos presupuestarios de futuros gobiernos. El desencuentro sobre la autovía constituye, afirmó Lizarbe 'un precedente sin parangón en los últimos veinte años', en los que las grandes infraestructuras regionales han sido objeto de consenso entre los principales partidos. Aunque no lo expresan abiertamente, los socialistas creen que el Gobierno de UPN pretende favorecer determinados intereses privados en áreas como la urbanística, la comercial o la de infraestructuras.

Un ejemplo de lo mal que están las cosas entre ambos socios es que Juan José Lizarbe fue el único en comparecer ante los medios de comunicación tras la reunión. Ningún representante de UPN en la comisión de seguimiento, que estuvo presidida Miguel Sanz, ofreció su valoración a los periodistas.

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Al margen de incumplimientos parciales en los acuerdos de legislatura pactados en 1999, el desencuentro es sustancial en aspectos sociales, económicos y fiscales y, según los socialistas, 'la prepotencia' del Gobierno impiden prolongar el pacto firmado en su vida. Los principales puntos de choque se concretan en el modelo de televisión digital terrestre, la financiación privada de las infraestructuras, el futuro del polígono de tiro de Bardenas Reales, la gratuidad en la Autopista de Navarra, la implantación de grandes superficies comerciales en la capital navarra o el Plan Hidrológico Nacional.

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