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PREGUNTAS CON RESPUESTA
Columna
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La tarde se metió en agua

Y mira que la tarde había empezado bien. Y hasta pía. Con advocaciones a san Isidro. Con gracias a Dios -y al Canal de Isabel II, todo hay que decirlo- y reclamando las rogativas y las procesiones religiosas como elementos necesarios para un buen gobierno.

En serio. Salió Tomás Casado González, del PP, y preguntó al consejero de Medio Ambiente, Carlos Mayor Oreja, cuál era el estado de las reservas de agua. Con lo que ha llovido, era una pregunta obvia. Pero el consejero no se arredró y, didáctico y paciente, aprovechó para dar datos de hectómetros, de porcentajes de consumo, de vertidos. Vamos, que parecía que la lluvia era hazaña del PP. Como hace muchos años le dijo, irónico, a Joaquín Garrigues Walker, ministro entonces de Obras Públicas, su subsecretario Pedro López Jiménez: 'Ha sido un buen año hidrológico. Así que siempre podremos decir que con nosotros, al menos, llovía'. Pues igual.

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Y no es que Casado quisiera quitar méritos al consejero. Eso, no. Pero sí dejó las cosas en su sitio:

-Doy gracias a Dios por esta maravilla del agua, a san Isidro y al cura de mi pueblo, que organiza las rogativas y procesiones para que llueva. Y gracias al Canal de Isabel II por aprovecharlo.

Menos mal que, al final, reconoció el trabajo de Medio Ambiente. Pero siempre con la vista puesta en el cielo:

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-Cuando haya problemas de agua, me lo dice y yo se lo comunicaré al cura de mi pueblo para que san Isidro nos eche una mano.

Pues así iba la tarde. A su tran, tran. Todo en santa paz y armonía. Contestaban los consejeros, dormitaba alguna señoría y el solecito de febrero se colaba en el salón de sesiones. Y, de pronto, la tarde se metió en agua. Todo por el público invitado.

Lo dijo Groucho Marx: si se quitaran las esposas del matrimonio no habría divorcios. ¿A quién quitar aquí? ¿A los diputados o al público? Cada uno daría una respuesta.

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