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Herrero de Miñón defiende el 'constitucionalismo útil' para resolver el conflicto vasco en un homenaje a Ernest Lluch

Enric Company

Un homenaje a Ernest Lluch se convirtió ayer en un acto en favor de la propuesta que el ex ministro socialista defendía para resolver el conflicto vasco. Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, coautor con Lluch de esta propuesta, sostuvo que no se trata de una tercera vía entre la Constitución y otra no constitucional, sino de un ejercicio de 'constitucionalismo útil'.

Ernest Lluch fue objeto ayer de un homenaje en Barcelona en el que intervinieron cuatro personalidades que colaboraron con él a lo largo de su vida. Los catedráticos Jordi Nadal y Fabià Estapé, el periodista Lluís Foix y uno de los padres de la Constitución, Rodríguez de Miñón. El homenaje fue organizado por Tribuna Barcelona, a cuya junta directiva pertenecía Lluch.

Herrero de Miñón explicó que compartía con Lluch el neoaustracismo a que éste había llegado a partir de sus estudios sobre la Ilustración. Y que no era ajeno a su propuesta sobre el conflicto vasco. En la Constitución están, dijo Herrero, 'los elementos necesarios para reconocer los derechos nacionales' de los pueblos de España y para hacer 'la configuración que de ellos mismos decidan de su propia personalidad'.

Herrero defendió ese 'uso utilitario' de la Constitución, basado concretamente en la disposición transitoria que reconoce los derechos históricos, y lo contrapuso al de quienes la utilizan para 'arrojarla como un ladrillo' a los demás. Intentar llevar eso a la práctica es, agregó, un ejercicio de 'máxima lealtad' a la Constitución. 'El derecho sirve para hacer apaños, y si no sirve para esto ¿para qué sirve?', se preguntó.

El método que Lluch defendía para abordar el conflicto vasco era 'negociar ilimitadamente', con el objetivo de 'alcanzar un pacto'.

Jordi Nadal, catedrático de historia económica de la Universidad de Barcelona, en la que impartía clases Lluch, definió al ex ministro como una persona 'inquieta e inquietante', 'que había leído todo' y cuya ambición le granjeó 'envidias y suspicacias'. También le definió como 'extremadamente catalán y españolista, términos para él no incompatibles'.

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El homenaje, al que asistieron unas 300 personas, contó con la presencia de la mujer, las hijas y el hermano de Ernest Lluch, Enric, y dirigentes del PSC, encabezados por Pasqual Maragall.

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